CAPITULO EXTRA

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— Shhh... Trata de quedarte calladito — le susurré abriendo la puerta deslizable —. Promete que no delatarás a mami, por favor.

Habían pasado semanas desde el mayor susto de toda mi vida, Gib aún continuaba sin reaccionar pero me decían que cada día era un logro para él y lo creía en verdad. Eiden crecía rápido y a veces era más complicado que yo cuando tengo hambre. O peor que Gib cuando está realmente desesperado.

— ¿Ves a ese guapetón? — Lo acerqué un poco a él —. Es tu papi mi bomboncito, te quiere mucho mucho, como yo — de repente comenzó a moverse inquieto poniéndose rojo —. No no ¿recuerdas que lo acordamos? Ibas a quedarte en silencio.

Pero de cualquier manera soltó uno de sus mayores llantos que hasta a mí me dolió el oído interno.

— ¡Eiden! ¡Para, para! ¡Si te escucha el doctor Collings no dejará que vengas nunca y tampoco yo! Basta, basta basta. — lo arrullé pero era inútil, no dejaba de llorar. — Papá se enojará, te lo advierto ¿Lo ves? No dice algo porque no puede, sino ya te hubiera maltratado. — iba a salir cuando de pronto escuché un balbuceo, miré a Gib.

— ¿Mi amor?

Soy demasiado joven para las alucinaciones.

— Ese niño tiene buen pulmón, al menos, no salió como yo. — susurró, me acerqué más y abrió los ojos poco a poco. — estas preciosamente borrosa. — dijo antes de rodar los ojos.

No dejé caer a Eiden meramente porque se trataba de mi bebé, me quedé boquiabierta casi olvidando que Eiden lloraba.

— Doc... — caminé en retroceso en su búsqueda —... Doctor Collings.

— No te vayas... — tiene que venir un médico ya.

Ahm ¿el botón rojo, genia?

Presioné el botón arriba de su cabecera, con eso vendría el doctor o todo el equipo médico del hospital.

— ¿Cielito, sigues ahí? — cambie de posición a Eiden —. Piolín solo dame un minuto, porfis.

— Aquí estoy. — el médico entró de golpe.

— ¿Qué sucede?

— ¿Acaso no es obvio? — sonreí realizada —. ¡Mi esposo despertó finalmente! ¡Tengo a mi esposo de vuelta! — di un par de brinquitos que parecieron agradarle a Eiden.

De la felicidad mi cerebro estaba lento, el doctor estaba revisando a Gibran mientras yo saltaba con Eiden en brazos.

— ¿Cómo se siente señor Palacios? — dijo mientras revisaba sus pupilas. — pupilas normales, presión normal...

— Como si una banda de homosexuales me hubiera atacado de forma salvaje. — el médico río. — y humor intacto ¿Puede intentar mover sus manos por favor? — lo hizo era torpe pero lo hacía. — suave, ¿Sabe cuánto tiempo ha pasado?

▬SHOOT ME DOWN: OR LOVE ME HARDER ▬PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora