CAPITULO LXXXVII "PIOLÍN"

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Queríamos salir y fue inútil, apareció Nancy una vez más y me dijo que no era un bar del que pagas la cuenta, te levantas y te puedes ir, no; así que devolvió a Salvador a la cama, me senté a su lado, esperando el alta para llevar a mi hermano a u...

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Queríamos salir y fue inútil, apareció Nancy una vez más y me dijo que no era un bar del que pagas la cuenta, te levantas y te puedes ir, no; así que devolvió a Salvador a la cama, me senté a su lado, esperando el alta para llevar a mi hermano a un lugar más seguro.

— La bala me rozó 4 milímetros.

— Lo sé.

— Si hubiera entrado, sería lamentable, ¿Verdad?

— Creo que sí, pero lo que importa es que estás bien, saldremos de acá en unos minutos. – mi móvil vibró en algún lugar de mis bolsillos, lo busqué con rapidez y respondí al ver que se trataba de Edilson. — ¿Qué pasa, Edi? Estoy con Salvador...

Gib. – su voz seria nunca es buena, se los juro.

— ¿Qué pasó? – escuchaba al fondo el motor de la camioneta.

Sam se desplomó, no sabemos qué es lo que tiene, vamos para el hospital, te vemos allá, de hecho, estamos llegando. – mi corazón saltó varias veces mientras trataba de asimilar la situación, no escuché nada más de lo que me dijo, tiene que venir a urgencias, el teléfono se me cayó de las manos, me revoloteé el cabello.

— ¿Qué pasa?

— Sam se desmayó, vienen para acá, mierda. – golpeo la pared.

— Oye, cálmate, cálmate, si te ve así la pondrás nerviosa.

— Tengo que...

— Detente ahí, no vas a salir así, te calmas y después vas ¿De acuerdo? Ven.

— Salva...

— Ven, estoy discapacitado, sabes que iría por ti, ven acá. – me acerqué a mi hermano y me senté el filo de la silla, me miró atento. – si alguien más descubre que ella es lo único que te importa, vas a sufrir mucho.

— La amo, claro que me importa. – respingué, mi hermano se llevó el dedo índice a los labios.

— Cállate, pues. – y lo hice, pasaron unos minutos eternos, tal vez una hora (exagero) ya me quería mover. – de acuerdo, ve. – salí como una bala de la habitación y corrí a urgencias, literal, me metí hasta la cocina.

— ¿Sam? – no estaba aquí, supongo que la llevaron a un lugar más privado, miré una puerta entreabierta y la escuché hablar, mi corazón descansó al toparse con su melodiosa voz, estaba hablando con alguien, me detuve ahí, para escuchar lo que decía.

—... Ya no es divertido que hagas esto ¿de acuerdo? Harás que me dé un infarto ¿y luego tú qué harás? No te puedo encomendar sólo así como así. Por favor, ya no me des más sustos... Quédate ahí, comodito o comodita, hasta que sea hora.

Me dio un fuerte dolor de cabeza, incluso perdí un poco el equilibrio, abrí la puerta poco a poco y tuvimos contacto visual, ella sabía que había escuchado todo. — ¿Qué?

▬SHOOT ME DOWN: OR LOVE ME HARDER ▬PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora