Secuestro

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Cuando desperté, lo primero que ví fue al Princeso, Zure y Joel, mirándome con preocupación.

-!Rin!- escuche a Zure, mientras intentaba levantarme algo mareada.

-¿Donde estamos?- pregunte, confundida.

-No lo se- me dice el Princeso mientras se me acerco y me paso su chaqueta.

-Su Alteza ¡Usted no debería darle su chaqueta a la Señorita Rinne!- le dice Joel al Princeso.

-Cállate Joel, puede que siempre pelee con la Violenta, pero eso no quita que de entre nosotros cuatro ella es la única mujer, ¡Es mi deber preocuparme por mis súbditos! - le dice el Princeso, cosa que logró sacarme una sonrisa.

Se nota que el Princeso ha madurado.

-¿Quienes son esos tipos?- pregunto intentando cambiar de tema.

-No lo sé, pero escuche de mi Padre, de que últimamente había muchos secuestros de niños- fue lo que dijo Joel...Con eso ya puedo saber la situación en la que estamos.

En mi vida pasada, en mis momentos de aburrimiento, solía leer de muchos temas que involucraba al mundo, ya que era curiosa del mundo de afuera del hospital, tanto de las maravillas como de las desgracias, entre los temas los cuales leía y veía en internet estaba el aborto, la violencia de género, discriminación por enfermedad y el tráfico humano.... Nosotros cuatro ahora mismo, estamos en esta última, fuimos secuestrados y seguramente seremos vendidos, a menos de que sepan de quienes somos hijos, si saben que pertenecemos a la nobleza, seguramente pidan dinero por nuestro rescate.

-Debemos de salir de aquí- fue lo único que dije, estando totalmente sería, no iba a permitir que esos tipos dañaran a los niños, no debía de olvidar que a pesar de que físicamente tengo 7 años y me comporte como una hiperactiva, yo tenía mentalmente   16 años, era la mayor del grupo y como la única mayor, mi deber es cuidar y proteger a los niños...¡No dejaría que esos idiotas tocaran ni un pelo a los niños que están a mi cargo!

-¡Debo de ser yo el que diga eso! ¡Cuando salgamos les daré una paliza a esos tipos! - dice Joel, mientras sacaba su espada.

- Rin....¡Yo te protegeré!- me dice Zure, mientras toma firmemente mi mano.

-¡Debemos de cuidarnos los unos a los otros! - dice el Princeso

Sonrió ante la determinación de los niños, ellos realmente son niños de 7 años, pero su valor les gana a los adultos.

Escucho pasos y veo a un hombre con cara de maniático afueras de la celda en la que estamos.

-¡Si no se callan! ¡Los golpearé!- nos dice el hombre, pero luego fija su mirada en mí, siento escalofríos , ¡Ese hombre me miro con lujuria!

-¡Intenté golpearme entonces!- dice Joel, el hombre no lento ni perezoso, abrió la puerta de la celda y fue a golpear a Joel, antes de que su mano logrará alcanzar a Joel, me puse en su camino.

-¡SEÑORITA RINNE/RIN/VIOLENTA!- Escucho el grito de los chicos.

Siento un enorme dolor en mi mejilla, además de que caí al suelo, miro al hombre a los ojos, sin que ninguna lágrima se asome, no iba a permitir que ellos salieran lastimados ¡Prefería salir yo con las heridas en vez de ellos!

Los ojos del hombre muestran lujuria, satisfacción, estoy segura de que él golpea a sus víctimas, porque le gusta sentirse superior...Yo no iba a dejar que el me mirara como si fuera un ser superior a mi, por eso no voy a llorar, ¡No iba a dejar que cumpliera su complejo de ser superior!.

El hombre se alejó, volviendo a cerrar la celda, murmurando cosas que podía escuchar, pero prefería no decirlas porque tenía a niños pequeños presentes.

Cuando logró pararme, algo aturdida por el golpe, el Princeso estaba más cerca de mi, paso su mano por mi cintura, para evitar que cayera.

Veo que Zure tiene lágrimas en sus ojos, Joel me mira impactado, mientras el Princeso sigue manteniendo su agarre en mi cintura, este es gentil, a pesar de que nosotros dos solemos pelearnos.

Pasaron unos minutos, hasta que logré estabilizarme, el Princeso soltó mi cintura....Mi mejilla me dolía como un infierno, pero ahora estaba enojada con el imbécil que provocó al otro idiota.

Sin decir palabras, me acerco a Joel, levanto mi mano y lo golpeó en la mejilla.

-¿!Por qué hiciste eso!?- me dice Joel, mientras coloca su mano en su mejilla lastimada, aunque dudo de que le duela como a mí.

-!Gran Imbécil! ¡No debes de provocar a las personas que son más fuertes que tú!- le gritó enfadada.

-¡Yo soy más fuerte que ese hombre y todos los que están aquí!- me dice el Imbécil.

-¡No lo eres! ¡Todos aquí somos niños! ¡Los adultos tienen fuerzas que nosotros todavía no desarrollamos!- le gritó otra vez.

Joel me mira enfadado, pero le devuelvo la mirada, ahora es mi turno de tomar la situación con mis manos.

-¡Soy el hijo del Capitán de los Caballeros! ¡He entrenado desde que nací!- me da un argumento infantil, tranquilízate Rin,! Joel es un niño todavía! ¡Es normal que saque su Padre en una pelea como está!

-!No me importa de quién seas hijo! ¡Esta situación es peligrosa! ¡Si no actuamos siendo racionales!....¡Esos tipos nos venderán! La situación es esta ¡Esos tipos son secuestradores! ¡Si no salimos pronto estaremos en problemas!- grito para luego mirarlo con seriedad, Zure y el Princeso están observandonos, Joel se quedó callado.

-Nos metimos en problemas por tu culpa, Imbécil, salí lastimada para que a ti no te golpearan, hubiera hecho eso con Zure y el Princeso si estaban en la misma situación que tú- le digo sin apartar mi mirada de sus ojos rojos.

-Tienes cerebro, pero no lo usas, hubiéramos evitado todo esto si no gritaras tanto, ¡Puedes tener fuerza! ¡Pero si no usas el cerebro hay algunas batallas las cuales perderás!- le regaño.

-Ahora mismo, podemos salir de aquí, ¡Solo hay que pensar! ¡En mi bolso tengo bombas de sonido! ¡Las podemos usar!- ya digo sonriendo.

Las bombas de sonido que hice con mi Maestra, pueden aturdir a los monstruos, pero si se usan en humanos y no tienes protección en los oídos, son capaces de hacer que te quedes sordo, si las usamos ¡ Seremos capaces de escapar! Además de que tienen la ventaja, de que si son escuchadas desde afuera ¡Pueden llamar a los Caballeros y vendrán hasta aquí!.

-Rin- me llama Zure.

-Zure, Princeso, Imbécil ¡Preparanse! ¡Saldremos de aquí!- les digo con ánimo.

Ya tengo el plan, solo falta hacerlo, ¡Ya saldremos de aquí!

La Guia del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora