Capítulo 17

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Había transcurrido otra semana desde que Madison descubrió que podía hacer cosas, cosas que eran completamente extrañas y fuera de lo común.

Al principio la niña estaba más que asustada -no podía manejarlo y no sabía lo que era o cómo lo había obtenido- pero con el pasar de los días tuvo que obligarse a mantener la calma y dejar que el miedo no la dominara.

Hayley, a pesar de no entender cómo aquello era posible, le comenzó a ayudar. Le hacía practicar cuando estaban solas. Se había dado cuenta de lo inestable que era aquel poder, sobre todo cuando la pequeña se enojaba, se abrumaba o tenía muchas emociones revueltas en su interior.

Por suerte, luego de unos días, Madison prácticamente ya podía controlarlo, como si aquel poder siempre hubiese estado con ella. Además, se había dado cuenta de que sus manos eran la mejor manera para que su poder se manifestara. Justo como en aquel cuento de fantasía que le había leído Hayley aquella vez que no podía dormir.

A veces las emociones lograban dominar a la menor, lograban que perdiera el control, pero Madison había descubierto que la melodiosa voz de Hayley lograba tranquilizarla y evitaba que "explotara" Cuando sentía que su cuerpo liberaba aquella energía sin poder evitarlo, Hayley le hablaba y así las cosas dejaban de vibrar.

Madison regresó de vuelta a la realidad cuando una de las niñas cerró la puerta del cuarto con fuerza, dejando solas a Hayley y a Madison.

La más pequeña estaba un poco perdida en sus pensamientos, pero se obligó a concentrarse en el presente.

—Madi, alguien puede entrar y verte —murmuró la rubia cuando vio a la niña hacer flotar un viejo libro. Madison soltó un bufido, pero no refutó y dejó de hacer que el libro flotara.

Habían llegado a la conclusión de que nadie podía verla o saber qué era lo que podía hacer. No conocían cómo es que se lo tomarían, así que prefirieron guardar el secreto.

—¿Hayley? —llamó la niña, que estaba sentada en lo que se suponía era su cama.

—Dime —respondió con amabilidad mientras volteaba a ver a Madison.

—¿En serio debemos hacer esto? —cuestionó Madison, haciendo una especie de puchero.

—Sí, Madi —respondió la rubia, mostrándole una pequeña sonrisa. Le había hecho algo de gracia la tierna expresión de su hermana menor. —Estoy muy segura de que ya te falta poco, siempre terminas antes que yo —afirmó Hayley, nuevamente mirando su cuaderno que tenía sobre sus piernas dobladas, sentada en la cama.

Hayley tampoco quería hacer la aburrida -y algo complicada- tarea, pero a Moreau se la había metido en la cabeza que debían hacer los deberes, que les dejaban en aquella simulada escuela, antes de ir a trabajar.

La menor soltó un suspiro y comenzó a leer en su mente el siguiente problema.

Para Madison aquellos problemas matemáticos eran demasiados fáciles. Eran todos iguales, todos se resolvían con la misma fórmula, con el mismo método, haciendo que la niña se aburriera. Sí, los terminaba -porque no quería ganarse un castigo- pero no sentía que estuviera aprendiendo algo nuevo.

Al terminar su tarea, se acercó a Hayley, que seguía sentada en su cama, muy concentrada en lo que hacía.

—¿Quieres que te ayude? —murmuró Madison, sentándose al lado de la rubia y dándole un vistazo al cuaderno de la mayor.

—¿Crees que puedas entenderlo? Ni siquiera yo logro entenderlo —expresó Hayley algo nerviosa. Sabía con certeza que, si no podía resolverlo de la manera correcta, se ganaría unos cuantos golpes por parte de Borowski.

Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora