—¿Qué? ¿Cómo que se escapó? —Madison escuchó a los lejos, casi en un susurro, no pudiendo distinguir a quién le pertenecía la voz.
La pequeña se encontraba entre el sueño y la realidad, como si de un limbo se tratase. Quería seguir durmiendo, quería adentrarse completamente a un sueño profundo, pero aquellas alejadas y distorsionadas voces, que provenían de algún lugar, no la estaban dejando.
No había tenido pesadillas, no estaba soñando con nada y aquello era mucho mejor a que su cabeza le proyectara recuerdos o sueños distorsionados de Hayley, Moreau, Borowski o de sus inexistentes padres.
—La llamé esta mañana y no respondió. Cuando llegué a su cuarto no había nadie. Sólo la cama desordenada. —conforme más hablaba aquella voz se hacía más nítida y reconocible. Madison no entendía muy bien a lo que se refería, no entendía por qué sus palabras se habían teñido de preocupación. ¿Por qué él se preocuparía por ella? ¿Por qué pretendía preocuparse si ella no estaba cerca de él?
Su sueño se le escapaba de sus manos, como si de arena entre los dedos se tratase. Sabía que ya no volvería a conciliarlo, sabía que estaba retomando cien por ciento la conciencia. Primero se removió en su lugar sintiendo algo al lado de ella. Su cabeza recostada en quizás una almohada, aunque aquello se sentía diferente, algo más duro, pero para nada incómodo.
Sus ojos se abrieron abruptamente, todo su cuerpo poniéndose alerta. La luz que se colaba entre la persiana la cegó unos escasos segundos, pero cuando su vista se enfocó, se sentó de inmediato, apoyándose en con su mano. Observó su alrededor ¿Qué hacía en ese lugar?
—Hey —su voz hizo que volteara de inmediato al lugar de procedencia. Al verlo con una diminuta sonrisa en el rostro, su cuerpo se tranquilizó. Todo ella dejó de estar alerta y se relajó. —¿Estás bien? —cuestionó Barry, mirándola.
—¿Qué hago...? —Y, como si de una película en cámara rápida se tratase, los recuerdos de hace unas horas atrás invadieron su mente, ayudándola a entender la situación. —Estoy bien —fue lo único que dijo cuándo se volvió a recostar, esta vez observando el blanco techo. —¿Tú? ¿Te duele algo? —cuestionó en un susurro, no acostumbrada a la sensación de preocupación que estaba experimentando para con otra persona.
—Me siento mejor, no te preocupes —fue la respuesta del chico.
El silencio fue interrumpido por más palabras que provenían de aquel hombre: Joe.
—Maldición —susurró, no queriendo enfrentar al irritante hombre. No ahora, no cuando sentía que no había dormido casi nada, como si sólo hubiera dormido unos escasos minutos.
—¿Qué dijimos de las maldiciones? —escuchó la voz de Barry, de repente. En un, quizás, tono de reproche. Madison movió su cabeza en dirección al chico y lo observó unos segundos, algo incrédula.
—Ustedes maldicen todo el tiempo.
—Pero somos adultos. Las niñas no dicen...
—Puedo decir lo que quiera, Barry —puntualizó la menor, rodando los ojos. El muchacho soltó un suspiro.
—Eres muy pequeña para estar diciendo esas pala...
—Barry, silencio, es muy temprano —calló la niña sentándose en la camilla, buscando con la mirada el baño.
De un salto se bajó de la camilla y se adentró al mediano espacio. Una vez adentro descargó su vejiga, lavó sus manos y rostro. Se observó unos segundos en el espejo que colgaba de la pared, justo más arriba del lavabo. Pudo ver unas pequeñas ojeras, aunque no le tomó mayor importancia. Peinó ligeramente con sus dedos su desordenado y largo cabello, soltó un suspiro y se dispuso a salir del lugar.
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Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin Snow
FanfictionLa pequeña metahumana vagaba por las calles de Central City cuando aquel velocista se cruzó en su camino, cuando aquel héroe trató de mostrarle algo diferente a lo que estaba acostumbrada. Para Flash y su equipo no estaba dentro de sus planes cruza...