Capítulo 75

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No puedo creer que haya escrito casi 10 mil palabras 😮 

DISFRUTEN

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Madison caminó con mucho sigilo entre los pasillos del orfanato. La pequeña niña necesitaba algún alimento con qué llenar su estómago. Borowski había sido cruel al mandarla con el estómago vacío a dormir, sabiendo que sólo había recibido un trozo de pan y leche en el almuerzo. Sus pequeños y descalzos pies chocaban con la madera cada vez que daba el siguiente paso. Estaba muerta de miedo, porque no podía ser descubierta, pero su estómago dolía por no tener alimento.

Por suerte, la luz de la luna y los faroles de la parte trasera del orfanato, se colaban por las grandes ventanas del lugar, así dejándola ver por dónde iba, sin tropezarse con algo o alguien. Además, su pequeño tamaño le dejaba ser escurridiza -aunque también era desventajoso, pues Borowski y Moreau, hasta incluso otros internos, podían agarrarla y zarandearla a su gusto y aquello no le gustaba para nada-

Esa era la segunda vez que se escabullía de noche a conseguir algo de comer y no la habían atrapado, así que se convenció que todo saldría bien. Madison llegó a la cocina y se adentró aún más, observando a lo lejos que había frutas en una pequeña canasta sobre la encimera. La niña se quedó quieta un momento, pensando en cómo llegaría hasta ahí, ya que, si se acercaba, ya no podía ver por arriba de la encimera, su frente sólo llegaba al ras de aquel mueble.

La pequeña de seis años examinó todo el lugar, buscando algún objeto que la ayudase a llegar a la cima y agarrar alguna fruta, quizás una manzana. Luego de un momento Madison encontró una pequeña silla circular y sin respaldar en medio del refrigerador y la cocina, se acercó rápidamente y, con cuidado de no hacer ruido y con algo de dificultad, acercó la silla a la encimera.

La niña se alegró por su victoria y subió a la silla, estiró lo más que pudo su brazo y consiguió la manzana que estaba en la canasta. Ahora, que ya tenía la fruta entre sus manos, se percató de que ésta estaba algo mediana y no tan roja. La verdad no le importó demasiado, sólo quería sentir comida en su estómago, así dejaba de doler.

Antes de que pudiera darle otro mordisco, sintió que la sostenían del brazo bruscamente obligándola a bajar de la silla sin nada de delicadeza. La manzana rodó por el piso hasta chocar con la esquina de la pared y Madison sólo pudo contemplar su alimento ensuciarse y alejarse de ella.

"Mi manzana", pensó. Todo había sucedido increíblemente rápido, así que le tomó unos segundos en asimilar la situación en la que se encontraba.

—¡¿Qué se supone que estás haciendo?! —escuchó el grito de aquella mujer. Borowski la agarró de su brazo, la giró y, con la palma de su pesada mano le propinó cinco fuertes ya rápidos golpes en el trasero de la niña. Madison siseó de dolor y la mujer la volvió a girar —Mocosa del demonîo —masculló.

—Duele —se quejó la niña. Las rápidas y fuertes palmadas propinadas por la señora siempre lograban dejarla adolorida, aunque prefería esos golpes en vez de los que recibió antes de ayer.

Su cuerpo tembló al recordar el castigo que había implementado Borowski. 

Hacía un par de semanas que la mujer había decidido que ya era momento de corregirla con nuevos castigos corporales. Sí, la niña estaba acostumbrada a que le dieran unos fuertes golpes en el trasero, o la zarandeara, o incluso le jalara el cabello; pero la dureza con la que la castigó ese día fue muy horrible para la castaña. La mujer era cruel, su blanca piel terminó con moretones y marcas por todas partes, dejándola muy adolorida. 

No le gustaba en lo absoluto. ¿Por qué ella tenía que golpearla? ¿Por qué debía marcar su pequeña figura?

Madison forcejó para librarse, pero una fuerte bofetada la había hecho quedarse quieta. Borowski la volvió a abofetear y esta vez la niña cayó al piso, tocando su mejilla herida. Un sollozo escapó de sus labios y las lágrimas no tardaron en aparecer.

Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora