Capítulo 3

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Madison se acurrucó sobre ese viejo e incómodo colchón. Había llegado muy tarde y, como había caminado demasiado, sus piernas estaban adoloridas. Se encontraba exhausta. Había sido un día muy extraño y agotador.

Ni siquiera consiguió cambiarse de ropa. Ni siquiera se puso a mirar el techo para pensar en cien mil cosas, como todas las noches lo hacía. Ni bien apoyó su cabeza en el roto colchón quedó sumida en un profundo sueño.

Al día siguiente, los rayos de sol se colaron por las aberturas de las paredes y ventanas -cubiertas por rectángulos de madera- de la casa abandonada. Era un lugar maltrecho de madera, donde, un tiempo atrás, vivieron personas. Madison lo encontró cuando estaba huyendo de unos chicos. El sitio era espacioso, pero viejo, húmedo y la madera rechinaba cada vez que Madison caminaba por las habitaciones. Era de un piso y se encontraba en un rincón apartado de la civilización, aunque a unas seis cuadras había casas de personas de bajos recursos y familias que vivían ahí.

Nunca nadie llegaba hasta el lugar donde Madison se encontraba y eso era muy bueno, porque no le debía explicaciones a nadie. Las personas rara vez la veían pasar, pues ella creía que sabía escabullirse muy bien. Aunque la verdad era que, esos adultos que la veían de vez en cuando, estaban ocupados en sus propios problemas.

Se levantó del colchón -que había encontrado ahí cuando llegó- y se estiró haciendo tronar los huesos de su espalda. Su estómago rugía un poco, pero aun podía aguantar.

Bufó hacia la nada, pero decidió ir a tomar una ducha. Cuando había llegado al lugar, se había percatado de que aún pasaba agua por las tuberías del baño, lo cual fue muy bueno para ella, ya que podía ducharse y usar el baño.

—Necesito otra deliciosa pizza —manifestó mirando su estómago. Aunque sabía que era poco probable que consiguiera una.

Contó hasta tres y metió rápidamente su cuerpo al agua fría. Estaba acostumbrada a ducharse con agua fría, pero siempre tenía que entrar velozmente.

Se colocó su ropa -la que había encontrado o robado por ahí- y amarró las hileras de sus zapatillas viejas -aquello le había costado, pero por fin había aprendido a hacer ese nudo con las hileras- Se colocó su polera, pues, a pesar de que había sol, el clima estaba frío.

Buscó entre sus cosas su máscara y peluca, pero estas no estaban por ningún lugar. Rebuscó por todo el sitio, desordenando todo, pero ni rastro ellas.

»Eres estúpida —se dijo golpeando la palma de mano contra su frente. Recordó que no las había traído. Desgraciadamente las había dejado en los laboratorios.

Suspiró frustrada, ya que las cosas no estaban saliendo como ella quería. Decidió hacerle una cola a su cabello, sujetándolo con una liga y se colocó la capucha encima, logrando que su cabello largo quedara cubierto. Agarró su mochila y la colgó sobre sus hombros. Iría a conseguir algo de comer.

Decidió que caminaría hasta el centro de la ciudad. Normalmente tenía que robar pequeñas cantidades en los medianos supermercados que había en el centro de Central City. No había muchas opciones, podía pedir, pero estaba cansada que los restaurantes se negaran porque no tenía dinero.

"Malditos egoístas", había pensado muchas veces. No entendía por qué no le podían dar un mísero plato de comida, sabía que no les afectaba en nada, pero ellos sólo querían más dinero.

Siempre querían algo a cambio.

Caminó por el lugar logrando pasar desapercibida. Los pies le dolían, pero no tenía otra forma de llegar. El hombre de traje le había quitado todo su dinero, incluso el que ya tenía antes de robar el banco, pues lo había puesto todo en la mochila que habían vaciado.

Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora