Desde hace una hora, Madison se encontraba sobre el sillón, echada, con su cabeza apoyada en el reposabrazos, concentrada en los párrafos que leía de su nuevo libro de Harry Potter. Por fin, luego de un par de minutos, había podido adentrarse a ese mundo ficticio, dejando de lado momentáneamente la realidad. Y agradecía que su cabeza no haya sido tan cruel, porque en verdad necesitaba un respiro.
Joe había tenido que salir hacia la comisaría y Barry también se encontraba fuera, luego de haberle dado algo de cenar a la niña. Eran casi las nueve de la noche, y Madison había decido quedarse en casa en vez de ir a los laboratorios, sólo por el simple hecho de que mañana sería el juicio y, por una vez, sólo quería enforcarse en un problema a la vez y, sabía que, si iba a los laboratorios, cargaría su mente con algún conflicto de algún metahumano.
Madison se sobresaltó ligeramente cuando escuchó el cerrojo de la casa ser abierto. Se sentó correctamente y dejó el libro sobre la pequeña mesa que se encontraba en el medio de la sala. Cuando observó a Barry traspasar la puerta y darle la espalda para cerrarla, soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo.
—Hola —Madison murmuró y el chico dio pequeño brinco. La verdad que no esperaba que Madi estuviera en la sala, pensó que estaría en su cuarto preparándose para dormir porque mañana se despertarían temprano.
La pequeña carcajada de la niña le hizo rodar los ojos.
—En uno de estos días vas a matarme de un susto —masculló exageradamente, colocando una mano a la altura de su corazón. Fue el turno de Madison de rodar los ojos.
—No seas exagerado, Bartholomew.
—¿Todo bien? —cuestionó.
—Exactamente igual desde que te fuiste —respondió la niña encogiéndose de hombros. Barry se acercó a la pequeña mesa que estaba frente al sillón y leyó el título del libro que descasaba sobre este.
—¿Ya vas por el segundo libro? —indagó, sentándose en el sillón al costado de la menor, frotando un momento sus ojos. No lo negaría, estaba cansado, había sido un día largo, y estaba seguro de que mañana sería otro.
—Qué te puedo decir, leo súper rápido —la niña alardeó, observando a su compañero.
—Puedo ver. Pero deberías ya estar en la cama, mañana debemos levantarnos temprano.
—Barry, ni siquiera sé si pueda dormir —confesó en un murmuro, apoyándose en el acolchado respaldar del mueble.
—Pero va a estar todo bien.
—No lo sabes, Barr —susurró, negando ligeramente con la cabeza. El libro había servido de una muy buena distracción, pero ahora los pensamientos de los posibles escenarios que sucederían en el juicio nuevamente comenzaban a invadir su mente.
—Tienes razón, pero debemos tener algo de confianza en que lo sabremos manejar.
Madison había tenido una conversación con el chico luego de la hora del almuerzo. Barry le había informado la posibilidad de que Moreau tuviera un abogado y que este le hiciera preguntas una vez que ella estuviera en el estrado. También le había informado que ellos tendrían una abogada, que sabía mucho sobre el tema. El castaño, además, le comentó que, hablando con aquella abogada, tenían el caso a su favor.
Madison le había agradecido en su momento por comentarle todo aquello, pues le ayudaba a estar preparada. Sí, estaba más que nerviosa, pero por lo menos no la tomarían por sorpresa y con la guardia baja.
La niña sabía que la situación estaba jugando a su favor, -por lo menos una parte- pero lo que más la impacientaba era tener que hablar sobre lo ocurrido, tener que enfrentar a esa mujer nuevamente, tener que explicarles a personas extrañas todos los abusos que Moreau había cometido con ella, con Hayley y con los demás niños y niñas del orfanato.
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Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin Snow
FanfictionLa pequeña metahumana vagaba por las calles de Central City cuando aquel velocista se cruzó en su camino, cuando aquel héroe trató de mostrarle algo diferente a lo que estaba acostumbrada. Para Flash y su equipo no estaba dentro de sus planes cruza...