Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin Snow

Capítulo 50

—Madi —escuchó a lo lejos, aquella voz mezclándose con su sueño —Madi —esta vez la voz era más nítida —Despierta, cariño —Madison escuchó y abrió los ojos con rapidez, observando a todos lados. El miedo comenzó a invadir su cuerpo —Hey, está todo bien —Barry intervino, haciendo que la niña lo observara.

—¿Dónde...? —no terminó la pregunta, porque los recuerdos se reprodujeron en su mente con rapidez, sacándola de su aturdimiento. Claro, estaban en la celda. —¿Cuánto tiempo pasó? —murmuró, sobando sus ojos con sus puños.

—Sólo veinte minutos.

—Oh —la niña susurró, creyó que en verdad había sido una hora.

—Necesito probar algo ¿sí? —Madison entendió que el chico necesitaba colocarse de pie, así que asintió y se levantó de su regazo. Cuando estuvo de pie, estiró su pequeña figura. Aún seguía algo cansada, pero la pequeña siesta había sido reconfortante.

—¿Encontraron alguna forma de salir? —cuestionó, recargándose contra la pared transparente y cruzó sus brazos contra su pecho en un intento de no sentir tanto frío. La temperatura había descendido considerablemente.

—Sólo debo traspasar la pared como Zoom lo hizo. Creí que este cristal era como el que construyó Cisco en la celda de los laboratorios, pero al parecer este es mucho menos resistente.

—¿Y cómo piensas hacer eso?

—Si muevo mi cuerpo a una cierta velocidad, mis moléculas se estiran tanto que me permite atravesar objetos, en este caso este cristal. —la niña escuchó con atención, entendiendo lo que quería decir el chico, pero las dudas comenzaron a rondar en su cabeza.

Simplemente era muy fácil.

¿Por qué Zoom los dejaría solos si sabía que Flash podía hacer lo mismo que él?

—No creo que... —susurró.

—Vamos, Barry, inténtalo —la voz de Jesse interrumpió lo que la niña iba a decir.

Madison decidió guardar silencio, esperando que sus pensamientos sólo fueran negativos por el simple hecho de que siempre lo eran cuando se encontraba en situaciones algo complicadas. Quizás nuevamente estaba malinterpretando las cosas, quizás en verdad esto iba a ser fácil.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Barry se alejó lo más que pudo del vidrio y Madison logró ver como su cuerpo comenzaba a vibrar a una velocidad inhumana. Entonces el velocista corrió contra la pared transparente y, en vez de traspasarla, simplemente rebotó hacia atrás. Madison ahogó un grito por el sonido y por lo fuerte que el muchacho se había golpeado.

—¿Estás bien? —cuestionó con débil voz, avanzando unos cortos pasos hacia él.

—Estoy bien —su respuesta monótona le hizo saber que el chico se había frustrado completamente. Ahora las manos del muchacho estaban puestas contra el vidrio, intentando nuevamente atravesarlo, pero nada parecía dar resultado.

Madison soltó un suspiro. Tenía razón. Claro que no iba a hacer tan fácil, nada en su vida era fácil. Aunque a veces quisiera convencerse de ello, simplemente los hechos le demostraban lo contrario.

Estaban atrapados. Y, por eso, aunque la niña no lo quería admitir, estaba aterrada.

»No entiendo por qué no puedo vibrar a través de la pared —murmuró el castaño, irritado con la situación.

La niña retrocedió unos pasos y se deslizó por la pared hasta sentarse en el suelo. Debería estar pensando en otro plan y ayudar, pero las simples ideas que llegaban a su cabeza no parecían ser la suficientemente buenas.