Madison observó el techo un momento. Se había despertado hace quizás una media hora y simplemente se había quedado ahí, boca arriba, observando un punto inexistente de la blanca habitación. Por un momento desvió la vista y miró el reloj de su mesa de noche, las ocho y media de la mañana de un sábado.
Su cumpleaños número once.
Sí. Exacto, hoy era el día que Madison cumplía un año más de vida.
Soltó un suspiro y cerró un momento los ojos. Quizás este sería un cumpleaños distinto a los que venía teniendo. Pero ¿acaso quería que fuera diferente? En el orfanato no celebraban ningún tipo de celebraciones, menos los cumpleaños. Por lo menos, habían tenido la decencia de decirle la fecha de su nacimiento, así Madison podían contar los años que tenía.
La verdad no era algo importante para ella, porque no se lo habían enseñado, porque nadie fue con un pastel a cantarle esa canción de cumpleaños. Los años que lo pasó sin Hayley simplemente era un día más, común y corriente. Nadie le había dicho que los cumpleaños se celebraban, nadie le había dicho que era un día especial y que podía pedir un deseo o varios.
¿Por qué debía ser algo especial? ¿Por qué la gente se emocionaba tanto con un año más de vida? No lo comprendía muy bien. Cuando Hayley apareció en su vida fue la primera vez que alguien le dijo «feliz cumpleaños» y le cantó esa canción, obviamente a escondidas y sin ningún tipo de pastel o regalos. El primer año fue muy extraño para Madison.
Hayley le contaba cómo celebraba sus cumpleaños, cómo sus padres le compraban un pastel, invitaba a unos amigos y cantaban todos juntos aquella cancioncita. Madison trataba de imaginarlo, trataba de colocarse en el lugar de Hayley, de ser ella la que estuviera frente a ese pastel y recibiera esos buenos deseos. Pero no lo conseguía del todo, no podía sentirlo.
La niña se colocó de costado y abrazó un poco más a su peluche.
"Madison, ni siquiera deben saber qué hoy cumples años"
Y la verdad, que no sabía cómo sentirse. ¿Por qué le estaba dando tanta importancia a un año más de vida? Culpaba a la televisión por mostrarles cumpleaños de niños, donde había una pequeña o gran celebración y gente querida a su alrededor.
"Estás pensando en tonterías. Ahora, levántate"
Madison soltó otro débil suspiro y se encontró levantándose de la cama. Se estiró, colocándose de puntitas y luego fue al ropero a ver qué podía ponerse aquel día.
Se decidió por unos joggers a la cintura, una polera no tan gruesa que hacía juego y un top deportivo que le llegaba hasta la mitad de su torso. Quería salir un momento a caminar más tarde, así que un conjunto deportivo estaba bien. Entró a la ducha y su baño relajante de agua caliente comenzó, sintiendo sus músculos relajarse de inmediato bajo la lluvia artificial.
Madison salió del cuarto cuando ya estaba cambiada y bajó a buscar algo de comer. Normalmente Barry le preparaba el desayuno o traía algo de afuera.
Frunció ligeramente el ceño cuando en la mitad de las escaleras no pudo escuchar absolutamente ningún tipo de ruido. El lugar estaba en completo silencio, incluso, si se concentraba bien, podía escuchar los latidos de su corazón. La casa nunca estaba en completo silencio, por lo menos no en las mañanas.
"¿Habrán salido sin avisarme?"
Siguió su camino hasta la cocina y se detuvo abruptamente cuando escuchó a todos gritar: «Feliz cumpleaños»
La conmoción fue tanta que se quedó inmóvil en su sitio sin emitir palabra alguna por un momento.
—Que...que... —balbuceó y esta vez trató de ordenar sus pensamientos. Las miradas estaban puestas sobre ella y se obligó a salir de la conmoción.
ESTÁS LEYENDO
Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin Snow
FanfictionLa pequeña metahumana vagaba por las calles de Central City cuando aquel velocista se cruzó en su camino, cuando aquel héroe trató de mostrarle algo diferente a lo que estaba acostumbrada. Para Flash y su equipo no estaba dentro de sus planes cruza...