Madison seguía en la misma posición hasta que Barry la separó ligeramente de él y la observó, examinando su estado. El chico apartó los mechones de cabello que estaban tapando su pequeño rostro y limpió con los pulgares unas cuantas lágrimas que quedaban en sus mejillas.
—¿Quieres ir por un vaso de agua? —Madison escuchó que Barry le preguntaba. La niña lo meditó unos segundos, luego asintió con la cabeza y soltó leve suspiro, sintiendo la cierta calma recorrer su cuerpo.
»Lo siento —Madison susurró de repente, agachando su vista.
—¿Por qué te estás disculpando, Madi? —murmuró el muchacho algo confundido, frunciendo ligeramente el ceño. El chico levantó suavemente el mentón de la niña para que lo observara.
—Porque de seguro te desperté. De seguro estás cansando y yo sólo me pongo a llorar como una niña tonta —Madison explicó, sintiendo cierta abrumadora sensación nuevamente recorrer su cuerpo.
—Madison, no tienes porqué disculparte. Puedes llorar cuantas veces lo necesites y estaré ahí para ti. No eres tonta por llorar, nadie lo es. Todos tenemos derecho a liberar y expresar lo que estamos sintiendo. Eso nos hace más humanos —aseguró el chico con voz firme pero calmada y suave —No quiero que vuelvas a insultarte ni que pienses que mostrar tus sentimientos está mal ¿De acuerdo?
Madison guardó silencio un par de segundos. Sabía que el chico prefería una respuesta verbal, así demostraba que en verdad lo había comprendido, entonces susurró:
—Está bien, Barr —su voz salió algo rasposa. Las palabras de chico habían tenido un efecto positivo en todo su ser.
A la pobre niña le habían enseñado que llorar estaba mal, que mostrarse vulnerable estaba mal, que debía ser fuerte todo el tiempo para no meterse en problemas. Borowski, siempre parecía molestarse aún más cuando lloraba, cuando suplicaba, cuando pedía que le diera un respiro. Siempre le decía cuan patética se veía por derramar lágrimas.
Nadie le había enseñado que las personas no podían ser fuertes todo el tiempo.
Madison muy en el fondo sabía que las palabras de aquellas dos mujeres no eran correctas, pero de vez en cuando necesitaba que se lo recordaran, que le dijeran: «Llora, nada malo sucederá, nadie va a enojarse contigo. Lo necesitas y no hay nada malo en eso»
El chico beso su frente y la abrazó por unos segundos más.
—Vamos por tu agua ¿Sí? —el castaño habló, mostrándole una diminuta sonrisa. La niña asintió y sorbió débilmente su nariz.
Madison sintió que Barry la sostenía de la cintura para colocarla en el piso, pero de inmediato se aferró a él y contra su cuello susurró:
—Llévame tú —la niña no sabía si tendría las fuerzas necesarias para sostenerse por sí misma y caminar.
No. Estaba segura de que al poner un pie en el primer escalón caería de bruces contra este.
—Claro que sí, pequeña —el chico se levantó con la niña en brazos, la acomodó a la altura de sus caderas y comenzó a caminar hacia las escaleras.
Al llegar a la cocina prendió la luz y Madison tuvo que parpadear un par de veces para acostumbrase a la amarillenta y potente luz. Barry se aseguró que la encimera estuviera seca y sentó a la menor sobre aquel material.
—Gracias —expresó cuando el chico le dio el vaso de agua. Comenzó a tomar pequeños sorbos mientras observaba a Barry. El chico lucía preocupado y algo perdido en sus pensamientos —¿Qué pasa? —cuestionó la niña, frunciendo ligeramente el ceño.
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Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin Snow
FanfictionLa pequeña metahumana vagaba por las calles de Central City cuando aquel velocista se cruzó en su camino, cuando aquel héroe trató de mostrarle algo diferente a lo que estaba acostumbrada. Para Flash y su equipo no estaba dentro de sus planes cruza...