Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin Snow

Capítulo 29

Madison llegó a la habitación donde solía quedarse en los laboratorios y emitió un pequeño grito de frustración. Cerró los ojos e imaginó la voz de Hayley pidiéndole que se calmara. Aquello había funcionado, la menor ya no sentía que quería explotar. No sabía qué haría cuando, con el tiempo, no pudiera recordar cómo sonaba la voz de su hermana de otra sangre. Aquel pensamiento le aterraba, pero lo enterró en lo más profundo de su mente.

Se acostó en la cama boca arriba, contemplando el techo de color blanco.

Estaba enojada, frustrada, nerviosa. No sabía que sucedería con Barry, pero quería pensar que despertaría pronto, que su poder de sanar lo ayudaría y al día siguiente ya estaría corriendo a velocidad sobrehumanas.

Soltó un suspiro. Luego inhalo y exhaló un par de veces para así poder calmarse por completo.

—¿Madi? —escuchó que la llamaba mientras tocaba la puerta. Se sorprendió ligeramente de que ella la hubiera ido a buscar. —¿Estás bien? —por suerte no había sonado enojada. Creyó que Caitlin estaría molesta por haber usado su poder contra Joe.

—Lo estoy —mintió, no quería lidiar con nadie en ese momento. Sólo quería un tiempo a solas, sólo ella y sus pensamientos.

—¿Estás segura? —escuchó su delgada voz, algo amortiguada por estar al otro lado de la puerta.

—Sí. Cait —respondió —Sólo... sólo quiero estar sola un momento ¿Sí?

—Pero...

—Por favor —pidió la niña, esperanzada de que su amiga dejara de insistir.

—Está bien. Estaré en la otra sala, si necesitas algo no dudes en decírmelo.

—Gracias —expresó Madison. Entonces, el silencio volvió a envolver el lugar y, con él, la niña pudo sumergirse en sus propios pensamientos.

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No supo cuánto tiempo se quedó en esa misma posición. No supo por cuanto tiempo fue consumida por sus pensamientos. No supo cuántos minutos o quizás horas habían transcurrido, pero se tuvo que sentar con la intención de abrir un poco la puerta, pues la sensación de estar encerrada por más tiempo ya no le gustaba.

De pronto, la puerta se abrió con un rechinido y la hizo estremece y ponerse alerta.

—Cait, casi te hago volar por los aires ¿Por qué entraste así? —cuestionó la niña. Respiró con alivio cuando vio que Caitlin era la que la traspasaba. Se acomodó en la orilla se la cama.

—Toqué la puerta. Creí que ya me habías escuchado —respondió la muchacha, haciendo una pequeña mueca.

—Oh —expresó. No había escuchado absolutamente nada.

Todo se volvió a quedar en silencio.

—¿Estás enojada conmigo? —preguntó Madison, de repente. Debía asegurarse, aunque Caitlin no sonaba enojada —Ya sabes, por usar mis poderes contra Joe —murmuró. Le estuvo dando vueltas al asunto por mucho tiempo. El tono que Caitlin había usado con ella, hace unas horas, nunca se lo había escuchado antes y aquello la había inquietado.

—No, cielo. Ya no estoy enojada —Caitlin soltó un suspiro y se sentó al lado de la menor.

Madison asintió con la cabeza.

»Pero no debiste usarlos contra él. Sé que Joe estuvo mal en golpear a Harrison, pero Barry es su hijo y estaba alterado y preocupado.

La niña giró su cabeza para observarla un momento.