Capítulo 23

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Despertó desorientada, su cabeza y sus músculos dolían. Cerró un momento los ojos y los volvió a abrir, adecuándose a la luz tenue que iluminaba el lugar. Se sentó despacio, sintiendo un pequeño mareo que luego se disipó. Su vista se dirigió al lado derecho de la camilla y se percató de que Caitlin dormía sentada en el sofá, en una posición algo incómoda.

La vista de Madison dio a parar a su brazo izquierdo y divisó aquella aguja que salía de este, recordó el primer día que llegó y contuvo las ganas de arráncaselo de un tirón.

Respiró hondo y se dispuso a pronunciar el nombre de su amiga, esperando a que ella despertara y le sacara de inmediato la aguja incrustada en su brazo.

—Caitlin —su voz salió rasposa y algo grave, probablemente necesitaba tomar agua, pero todavía podía esperar —Cait, vamos, despierta —esta vez habló un poco más alto —Caitlin, si no despiertas voy a sacarme esto del braz...

La muchacha abrió los ojos de golpe, algo desorientada y sosteniéndose el cuello.

»Por fin, no quería... —la menor no siguió con su discurso improvisado, ya que, en segundos, tenía a la chica sentada al lado de ella, envolviéndola en un fuerte abrazo.

—Madi —murmuró la muchacha, separándola ligeramente para verla a los ojos —Estaba tan preocupada —el alivio fue muy notorio en su voz y Madison se dio cuenta. La niña se encontró esbozando una diminuta sonrisa. Los ojos de la Caitlin la observaron, el característico brillo en ellos llenó el ser de la menor.

—Ahora estoy bien —la niña murmuró y Caitlyn nuevamente la envolvió entre sus brazos.

Madison se alegraba de volverla a ver, se alegraba tanto de que pudiera abrazarla. Se quedaron un momento en la misma posición. Hasta que Madison murmuró:

—Cait por favor, sácame esto —indicó la niña —No me gusta —expresó apartándose ligeramente. Caitlin asintió y removió la aguja del brazo de Madi, pues ya no la necesitaba. Unas pequeñas gotas de sangre salieron, pero nada que un poco de algodón no solucionara.

—Listo —habló la mayor y sonrió. —Ahora, toma un poco —le tendió un vaso con agua, el cual Madison vació en segundos.

—Gracias —expresó la ojiverde, sonriendo de lado.

En cuestión de segundos, los hechos, ocurridos hacía ya unas horas, se proyectaron como flashes en la cabeza de la niña y su ceño se frunció ligeramente. Se sentó cruzando sus piernas y observó a Caitlin unos segundos.

—¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Dónde está Moreau? ¿Borowski? ¿Los niños y niñas? —las preguntas salían de su boca con rapidez, quería saber los acontecimientos cuanto antes.

—No te preocupes, Barry y Joe se están encargando de la situación.

—¿Descubrieron la fábrica de dulces? ¿Los huérfanos confesaron? —cuestionó un tanto ansiosa. —Necesito saber.

—Cielo, no sé mucho. Me quedé aquí, cuidándote. Cuando Barry llegue se lo preguntaremos ¿Sí?

Madison soltó un suspiro. Estaba ansiosa, pero no había mucho que pudiera hacer. La niña asintió.

La chica hizo una mueca.

—Lamento tanto no haber podido protegerte —escuchó la torturada voz de Caitlin, la chica bajó un momento la mirada, apretando ligeramente lo labios.

—No fue tu culpa, Caitlin —indicó con seguridad —Me protegiste, me ayudaste, me diste el cariño que tanto necesitaba —su confesión le sorprendió hasta a ella misma. Las palabras habían salido de su boca sin pensarlas una segunda vez —Así que no te sientas culpable.

Innocent Blood [The Flash] Barry Allen / Caitlin SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora