Hermanos Frost

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❤ Maratón 3/6 ❤

– ¡¿Por qué la vida me odia?! – Exclama Merida.

– No te odia, simplemente no le agradas – Añade Rapunzel.

– ¡El único día que salgo temprano del trabajo y me pierdo la pelea del pelo de princesa y el abuelo! – Dice golpeando su frente con la mesa – Los odio a todos.

Este era el momento que más me gustaba del día; la amada hora de comer con mis amigas. Y como siempre con el local solo para nosotras; ya que como era costumbre no había ni un solo cliente.

Sonrío llevando una papa frita a mi boca. Solo mirando como Merida, golpea su frente una y otra vez contra la mesa. Si sigue así pronto le dolerá la cabeza.

– Ya detente, te va a doler la cabeza.

– ¡Black! – Grita levantando su cabeza a nuestra dirección, haciendo que Rapunzel y yo demos un pequeño brinco de nuestras sillas – Vuelve a hacer que esos dos quieran pelear por ti.

– No se pelearon por mí.

– ¡Claro que sí! – Grita levantándose de su silla – ¡Por favor, Black!

Abro mi boca para responder con un gran No pero me silencio al ver esa camioneta Jeep estacionarse frente a la hamburguesería.

¡Diablos!

Ayer después de nuestro abrazo ya no volvimos a decirnos una sola palabra, incluso hoy tuve que salir lo más silencioso que pude de la casa para evitar encontrármelo. Al menos en la mañana estuve a salvo pero ahora no puedo huir.

Mis nervios aumentan cuando se adentra a la hamburguesería, haciendo que la pequeña campana que está arriba de la puerta se escuche.

– ¡Abuelo! – Grita Merida, corriendo para llegar a su lado – ¡Kristoff de nuevo le grito a Elsa!

Rapunzel, comienza a darme pequeños golpes en la espalda cuando empiezo a toser por culpa de la papa frita que se había atorado en mi garganta y todo por oír las palabras de Merida.

– ¿Eso es cierto? –Pregunta Jack.

Respondo negando con la cabeza, tomando el vaso de agua que Rapunzel, me estaba extendiendo.

– ¡Claro que sí! – Exclama Merida, tomando el brazo de Jack – Kristoff, está en la cocina.

¿Cómo diablos dice eso?

Si desde ese día Kristoff, ya no me ha dirigido la palabra.

– Merida, ya basta – Ordena Rapunzel – No es verdad – Al decir eso puedo ver como los hombros de Jack se relajan – Solo quiere ver a alguien pelear.

Ambos caminan hacia la mesa; sentándose Jack, a mi lado con una sonrisa de lado.

– Suponía que era mentira – Dice cruzándose de brazos, recargando su espalda en el respaldo de la silla – Desde el momento que entre y me tomaste del brazo, sabía que planeabas algo.

– Al menos lo intenté – Respondió encogiéndose de hombros.

Esto es incómodo.

Pensaba mientras trataba de ocultar el temblor de mis manos bajo la mesa; pero el oírlo reír era algo que no podía ocultar que me gustaba escuchar y ver.

– ¿Te tomo tú orden? – Pregunto nerviosa.

– No gracias, estoy esperando a alguien.

Las tres lo miramos con el ceño fruncido por sus palabras; tal vez está esperando a uno de sus amigos.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora