Te amo

1.8K 107 106
                                    

—No creo poder conducir —dice Aster, algo mareado—. No me siento muy bien.

Mavis quita de su mano la cerveza que ahora ya está vacía, toma la cabeza de mi hermano llevándola hasta dejarla sobre su hombro. Miro a Eugene y Rapunzel, quien también como Mavis y Aster, está ella recargando la cabeza de él en su hombro, Hiccup no les presta atención mientras acerca una rama con un malvavisco a la fogata que él con ayuda de Tulio habían creado para mantenernos en calor.

—También yo. —dijo un Eugene ebrio.

—Todos bebimos cerveza, bueno, excepto Elsa y Emma —comunicó Hiccup—. No creo que sea buena idea conducir estando así.

Miro a Elsa, quien parece estar dormida a mi lado, su cabeza está recargada en mi hombro, sus ojos los tiene cerrados, sus frías —y arrugadas— manos toman mi brazo con fuerza como si temiese que me fuera a ir. Acerqué una de mis manos a su rostro, apartando algunos mechones —aún húmedos— de su rostro, viendo como parecía que lo último que quedaba de los rayos de sol también la contemplaban, ya que no querían dejar de iluminar su rostro.

—Tienes razón, no es bueno arriesgar así a las chicas —Esta vez habló Tulio—. Quedémonos en el hotel, está a unos pasos de aquí, además ya está a punto de oscurecer.

—Sí, hagámoslo. —secundé.

Todos comenzaron a levantarse, algunos con dificultad al ya estar mareados por lo mucho que habían bebido, otros por las frías brisas y otros por estar tan cansados que era notorio que necesitaban urgentemente una cama para irse a dormir.

—Elsa, despierta —susurré, moviéndola gentilmente—. Vamos a dormir.

—¿Nos iremos a casa? —Sonrío al verla preguntar eso en un bostezo, mientras frotas sus ojos con sus manos—. ¿Qué hora es?

—Ya casi son las ocho. —respondió Miguel.

—Sí, será mejor que nos vayamos, Olaf, estará muy triste si no llegamos.

Con dificultades se pone de pie, dejando en claro lo cansada que estaba por haber jugado tanto con nuestros amigos. Parecía que esta era la primera vez que ella se divertía tanto que había quedado tan cansada como una niña; me pongo de pie quedando a su lado, siendo abrazado casi al instante por Elsa, quien no dudó en rodear mi cintura y dejar su cabeza recargada en mi pecho, volviendo a cerrar sus ojos.

—No nos iremos a casa, Morita —Ella levanta su cabeza, me mira con su entrecejo fruncido y sus ojos entreabiertos—: Yo bebí algunas cervezas y no quiero ponerte en riesgo. Nos vamos a hospedar en el hotel de allá.

Señalo con mi dedo hacia atrás, en donde había un gran y alto edificio con algunas ventanas abiertas y otras cerradas, algunas habitaciones con las luces encendidas y otras apagadas. Elsa lo mira unos segundos antes de aceptar con un asentimiento de cabeza, volviendo a su posición de antes, dejando su cabeza en mi pecho y cerrando sus ojos.

—Bueno, vámonos.

Ante las palabras de mi hermana todos nos pusimos en marcha, viendo como a Mavis le cuesta trabajo llevar a un ebrio Aster, quien no parecía tener las fuerzas necesarias para poder seguir caminando, al igual que Eugene que tampoco parecía que podía mover sus piernas. Veo como Tulio ayuda a Mavis con Aster, subiéndolo con dificultad a su espalda, dejándome impresionado: Ya que mi hermano era mucho más grande y más pesado que él. Hiccup se acerca a Rapunzel y, al igual que Tulio, él ayuda a nuestra amiga llevando en su espalda a un ya dormido Eugene.

Miro como Merida se queda atrás de nosotros, apagando lo que quedaba de la fogata, dejando caer el líquido que había sobre un balde, evaporando finalmente el fuego. Noto como torpemente da pasos hacia adelante, dejando en evidencia que ella también estaba ebria, me detengo un momento haciendo que Elsa también se detenga, queriendo cerciorarme que no se haga daño al caminar.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora