Jack y Adrien

1.8K 142 247
                                    

❤ Maratón 2/6 ❤   

Nadie se atreve a decir algo, todo es completo silencio mientras nos miran abrazándonos. Solo puedo oír mis sollozos en toda la casa: no me sentía capaz de dejar de llorar al volverlo a tener cerca de mí. No quería soltarlo, no quería dejarlo ir otra vez, solo me gustaría que nos quedáramos así todo el día.

Una de mis manos la subo hasta su cabello; siento lo suave que es, y haciendo que me de cuenta de lo largo que ya lo tenía, incluso lo tenía amarrado en una coleta baja. «Ya no es aquel chico de catorce años que había conocido, ya era todo un hombre».

Parecía que de nuevo solo éramos él y yo, yo y él, contra el mundo. Sus labios dejan un pequeño beso en mi cuello; provocando que los vellos de mi piel se ericen al sentirlo tan cerca de mí. No sabía que él me extrañara tanto como yo a él.

—Adrien —gimoteo abrazándolo lo más fuerte que puedo—. Adrien.

Nuestro abrazo se rompe abruptamente, cuando se escuchó detrás de mí, como un cristal se rompía: haciendo que deba voltear para ver que había pasado. Mis ojos se abren cuando veo la mano de Jack sangrar, las gotas caían al piso mezclándose con la soda que también se había derramado cuando el vaso se quebró. Jack me mira, no parece que sienta dolor, e incluso parecía que no se había dado cuenta que su mano estaba sangrando.

—¡Jack! —gritó Anna—. ¡Tu mano!

Jack frunce su entrecejo al oírla, baja su mirada viendo la sangre que estaba escurriendo de su mano —parecía que hubiera despertado de algún trance— deja caer de su mano lo que aún quedaba del vaso, dejándonos ver la palma de su mano llena de su sangre. Solo alcanzo a dar un paso hacia adelante, pero me detengo cuando Anna, se adelanta y llega antes que yo; su mano toma la suya para ver la herida, mientras que yo solo me quedo mirando como ambos miraban la sangre.

—Ven, vamos a curarte —Anna lo toma de la muñeca, subiendo los dos a las escaleras—. Ahora volvemos.

Todos miramos como desaparecen al terminar de subir las escaleras.

Mis sentimientos ahora estaban tan revueltos: me sentía feliz por volver a ver a Adrien, pero me sentía triste y enojada a la vez, por ver a Anna y a Jack juntos. Me hubiera gustado ser yo la que lo hubiera limpiado de su herida: él una vez lo había hecho por mí, y ahora yo quería hacer lo mismo.

—¿Els? —«De nuevo ese sobrenombre, de nuevo él»—. ¿Estás bien?

Volteo para ver esos ojos verdes que tanto me gustaban, ahora es más alto, más varonil y más hermoso que antes.

—... ahora lo estoy. —Vuelvo a abrazarlo, rodeando su cintura y él mis hombros—. Te extrañe tanto.

—Y yo a ti.

Mi madre se acerca hasta nosotros, con John y Clayton, detrás de ella.

—Hola, Adrien —saludó mi madre, extendiendo su mano—. Me da gusto volverte a ver.

Adrien quita uno de sus brazos de mis hombros para poder tomar la mano de madre: parecía que no quería soltarme, «como yo».

—Lo mismo digo.

Ambos estrechan su mano antes de que mi madre se haga a un lado y pueda presentarle ahora a John y a Clayton. John le brinda su mano y de nuevo Adrien la toma.

—Y él es, Clayton —informó mi madre—: El hermano de Elsa.

Me separo de Adrien: para que pueda cargar al bebé. Él con una sonrisa lo toma.

—Se parece mucho a usted —comentó mirando a mi madre—. Tiene sus ojos.

Mi madre sonríe por el comentario de Adrien. Él le devuelve a Clayton y me mira a mí; ese brillo en sus ojos no ha desaparecido y esa sonrisa que dejaba ver sus blancos dientes, no ha cambiado.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora