Junto a él

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No estaba segura de cuanto tiempo había pasado desde que nos habíamos abrazado, pero al parecer ninguno de los dos quería separarse. Jack aun acaricia mi cabello con suavidad, su barbilla esta recargada en mi cabeza y yo me acomodo recargando mi mejilla sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón.

—¿Ya te sientes mejor?

Asiento con mi cabeza, pero sin querer apartarme de él, y al parecer a Jack no le molesta. Era como si ninguno de los dos quisiera romper el abrazo.

Y como si me hubieran echado un balde de agua fría me llega a la cabeza el rostro de Anna, quien de seguro debía estar adentro esperando a que Jack llegara. Con lentitud me aparto de Jack, limpiando de mi rostro las lagrimas ya secas que había derramado al verlo.

—Sera mejor que entremos —sugiero—, Anna, debe de estar esperándote.

—Ella no está —informó Jack—. Yo entre para poder limpiarme un poco, pero no encontré a nadie adentro.

Mi ceño se frunce al oírlo, pero a la vez no me extraña ya que sabía donde debía estar en este momento. La impotencia se apodera de mí, odiaba imaginar a Anna, en este momento con ese chico Hans, mientras que Jack estaba afuera esperando.

—Créeme que agradezco que no estuviera.

—¿Por qué lo dices?

—Porque no quiero decirle como termine así —dice señalando su rostro—. Se pondrá como loca cuando me vea.

—¿Entonces por qué estás aquí y no en tu casa?

—Porque sabía que tú al salir vendrías aquí —confesó—. Así que te espere.

Cada detalle, cada palabra, cada acción. Todo eso esta haciendo que cada vez más me enamore de él y eso era algo que yo no podía hacer, no mientras él y mi hermana estuvieran juntos.

—Veo que aun no has limpiado tu herida —Con suavidad aparta mi cabello, exponiendo la sangre que ya debía estar seca—. Ven, vamos a limpiarte.

Su mano toma la mía entrelazando nuestros dedos, él me guía hasta llegar mi casa, pero yo lo detengo cuando veo que va a abrir la puerta con sus llaves. Jack me mira por encima de su hombro, extrañado porque yo no quiera seguir adelante.

—No quiero entrar —explico con mi cabeza agachada—. Por favor.

Nos quedamos en un silencio sepulcral antes de que él aun sujetando mi mano me lleve ahora hasta su camioneta; me abre la puerta del copiloto y yo entro a ella, sentándome y abrochando mi cinturón de seguridad, seguido él se sienta en el asiento del conductor y hace lo mismo que yo.

No le pregunto a donde vamos solo dejo que él me lleve a algún lugar, no quería hablar, no quería ver a Anna y no quería dejar de estar con él. Solo quería que estuviéramos tranquilos y en un lugar donde podamos hablar sin miedo a que llegue Anna y nos interrumpa.

Mi cabeza la recargo en el cristal de la ventanilla, viendo como todo pasaba rápidamente frente a mí. No sabia a donde nos dirigíamos hasta que me empiezo a reconocer las calles que había visto cuando me había ido de su departamento, ahí era donde íbamos, «a su departamento».

Al llegar al edificio un hombre mayor se apresura a abrirnos la reja y poder dejarnos entrar.

—Bienvenido joven, Jackson.

Jack solo le responde con una pequeña sonrisa entrando ahora al estacionamiento que parecía de esos en donde un loco disfrazado de payaso te mataría en cualquier momento. El lugar estaba lleno de varios carros que parecían ser muy costosos, estos departamentos definitivamente eran para personas que tenían bastante dinero.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora