Halloween

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❤ Maratón 2/5❤  

Las casas, los restaurantes y varios locales ya tenían en sus ventanas y puertas los adornos de fantasmas o algunos dibujos de monstruos famosos, calabazas  con expresiones de terror, de risa o tristes estaba afuera de varias casas. La gente comenzaba a comprar un disfraz para esperar la gran festividad.

—¿Se supone qué eso debe dar miedo? —preguntó Merida. Ambas nos quedamos mirando los adornos que estaban pegados en los cristales de las ventanas y en la puerta: los dibujos eran de calabazas sonrientes, fantasmas, murciélagos y mansiones embrujadas.

—¿Y se supone que esto si debe de dar miedo? —Señalo hacia mi diadema con orejas de conejo—. Parecemos unas modelos de "Playboy".

Nuestro querido jefe nos había obligado a usar un vestido de cuero negro, estaba tan pegado a nuestros cuerpos que hacían remarcar nuestras caderas, nuestro escote y nuestras piernas. Lo peor de todo era que es aún más pequeño que nuestro uniforme del diario, estoy segura que si nos agachábamos podríamos enseñar de más a los clientes.

Además de que también nos había hecho pintarnos unos estúpidos bigotes a Merida y a mí. Y yo como se supone que soy un conejo tenía pegado un estúpido pompón blanco en mi trasero.

—Yo quería ser un conejo —Se queja mi amiga recargándose en el mostrador, cruzándose de brazos molesta—, no un gato.

Mi amiga llevaba puesto un vestido de cuero igual al mío. Estaba tan pegado a su cuerpo que se podía notar que llevaba un piercing en su obligo, su escote estaba pronunciado dejando ver que tenía un pecho pequeño y en su cabeza se encontraba una diadema negra con orejas de gato.

—Es lo mismo —digo—. De todos modos nos vemos como unas mujerzuelas.

—¿Igual yo? —preguntó Rapunzel a mis espaldas.

El disfraz de ella no era tan provocativo como el nuestro. Utilizaba una camiseta blanca, un tutu de muchos colores, unos tacones blancos y en su cabello se hallaba una diadema que tenía el cuerno de un unicornio.

—Tú eres de las pocas mujeres que jamás podrán verse como una mujerzuela —respondió Merida por mí.   

—¡¿De verdad?! —chilló emocionada.

—Te lo juramos. —agrego, levantando mi mano izquierda y llevando la derecha a mi corazón.

Discretamente saco mi pie de dentro de mis zapatos de tacón ya que también nos había obligado a venir con zapatos de tacón para vernos más altas y más provocativas. Mis pies me estaban matando ya que la hamburguesería estaba por fin llena de clientes hombres, entre ellos había jóvenes, adultos y ancianos. Por alguna razón no me sorprende que no haya ni una sola mujer comiendo aquí.

Ya incluso varios clientes me habían invitado a salir, a tomar algo o incluso ver una película y todos recibieron un gran "No" como mi respuesta. Como si yo fuera a salir con alguien que solo me ve mi escote y mis piernas.

—Elsa —llamó Rapunzel—. Toma es para ti.

Dejo la charola sobre el mostrador para así tomar el sobre morado que me estaba ofreciendo mi amiga. Al abrirlo me encuentro con una invitación que tenía la forma de un calabaza con un sombrero de bruja.

"¡Estas invitado a mi fiesta de Halloween!"

Decía en letras grandes, debajo había dejado una dirección y la hora a la que se iba a iniciar la fiesta y en letras cursivas había puesto que era obligatorio llevar disfraz.

—¿Harás una fiesta? —pregunto, metiendo otra vez la invitación dentro del sobre.

—¡Así es! —gritó emocionada—. Mis padres saldrán de viaje este fin de semana, así que decidí hacer una fiesta.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora