Trauma

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❤Maratón 5/5❤

Sus ojos están cerrados fuertemente, su mano se aferra a la almohada como si su vida dependiera de ello, su cuerpo se mese con desesperadamente y un grito ensordecedor sale de su boca como si pidiera ayuda.

—¡Elsa! —grité moviendo su cuerpo—. ¡Despierta!

Ella despierta sobresaltada. Mira todo a su alrededor y cuando su mirada se encuentra con la mía me abraza, su frente la recarga en mi pecho, uno de sus brazos envuelve mi cintura mientras la otra se aferra a la tela de mi playera.

—Solo fue una pesadilla —susurré dejando un beso sobre su cabeza—. Estoy aquí.

«¿Qué te pasó? ¿Por qué parece que tienes miedo de algo?»

—Perdóname, Jack —musitó—: Desde hace dos días no duermes bien por mi culpa.

Era cierto: Desde el día que fuimos a la pizzería sus pesadillas incrementaban, habían pasado dos días desde la primera noche que la escuché gritar. Esto me hacía recordar la primera vez que dormí a su lado, también me había despertado por culpa de sus gritos, pero la diferencia es que esa noche estaba lloviendo.

—Está bien, Morita.

Ya no le preguntaba que había soñado porque nunca me lo quería decir, solo me decía que había tenido una pesadilla, pero jamás me dice de que trataba.

—Soy tan cobarde.

Despego nuestros cuerpos para poder verla a los ojos. Tenía su cabeza abajo, mis brazos que la envuelven sienten el sudor frío que emanaba de ella, sus mejillas las alcanzo a ver sonrojarse con la ayuda de la luz de la luna y de la ciudad. Se miraba avergonzada de que yo la viera así, tan tímida, tan vulnerable, tan sensible.

Me levanto de la cama caminando hacia la silla en donde estaba la maleta abierta de Elsa, dejando expuesta la poca ropa que aún le faltaba guardar en el armario. Tomo de esa una bufanda negra antes de caminar de regreso a la cama y tomarla de la mano.

—Acompáñame.

Elsa me mira con su entrecejo fruncido, pero me obedece, se levanta de la cama y camina detrás de mí; enciendo la luz de la sala, iluminándola de la oscuridad que la noche nos ofrecía.

—Cierra los ojos —Elsa frunce su ceño como respuesta—. Confía en mí.

Me sonríe cerrando lentamente sus ojos. La tomé de los hombros haciendo que se de la vuelta y dejarme detrás de ella.

—¿Qué estas haciendo, Jack? —preguntó al sentir como cubría sus ojos con la tela de la bufanda.

—Ya lo veras —le respondí haciendo un fuerte nudo para evitar que esa prenda de ropa cayera de su rostro—. Muy bien.

—Por favor, dime que no eres en realidad un secuestrador —dijo mientras tocaba mis muslos con sus manos: cerciorándose que siguiera detrás de ella—, y que no le vas a llamar a mi madre para pedir una gran cantidad de dinero por mi rescate.

Suelto una carcajada al escucharla.

—¿Primero piensas que soy un ladrón y ahora un secuestrador?

—Tengo una imaginación increíble, ¿no?

Llevo mis manos a sus hombros guiándola para caminar hacia el frente quedando a unos metros de distancia de la sala y el televisor quedando entre los dos, pero teniendo el suficiente espacio para que pudiera moverse con libertad.

—Hoy quiero que hagas algo por mí —susurré cerca de su oído—: Quiero que dejes de ser tímida frente a mí y bailes —Suelto sus hombros alejándome unos pasos de ella y tomar el control del sofá para prender el estéreo—. Olvida que yo estoy aquí.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora