El verlo reír

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–  Lo siento mucho – Murmuró Anna, dejando sobre mi espalda un pequeño beso – No sabía que ella reaccionaria así.

– No te preocupes, no es tu culpa que tu hermana este completamente loca – Comenté con una sonrisa al recordar a aquella chica que me había golpeado hace unos minutos con un cepillo de cabello – No me lo tomes a mal pero... preferiría no verla muy a menudo, creo que es un poco extraña.

Sus bazos envuelven mi abdomen haciéndome voltear mi cabeza hacia atrás para poder ver sus hermosos ojos azules mientras una gran sonrisa está en sus labios.

Esta bien, no más Elsa – Su rostro se acerca hasta el mío dejando sobre mi mejilla un casto beso – Te amo.

Sonrío al oír sus palabras. Quería decirle "Yo también" pero si le decía eso sería como darle a ella un poder sobre mí, un poder que no quiero darle a nadie.

¿La quería?

¡Claro que sí!

¿La amaba?

No estaba seguro.

Pero definitivamente me gustaría que fuera ella la primera chica que yo le dijera "Te amo"

¡Entonces hazlo!

¡Vamos dilo!

– Yo tam... – Me silencio cuando escucho unos toques a la puerta.

Creo que esto es a lo que llaman "destino".

– ¡Maldición! – Masculla Anna, levantándose de la cama para acercarse a la puerta y abrirla – ¿Qué quieres?

Su hermana está en el marco de la puerta ahora vestida con un vestido amarillo que llevaba en el lado izquierdo un gafete con su nombre. Debe ser su uniforme de trabajo, su pelo esta peinado en una trenza de lado, sus parpados llevaban una sombra morada y sus labios un hermoso color rojo.

Qu... quería disculparme con tu novio – Balbucea con su cabeza agachada – Por haberlo golpeado.

¿Qué clase de disculpa es esa?

No me mira a mí, parece que más bien se está disculpando con Anna. Es como si tuviera miedo o vergüenza de verme.

– Creo que ya es un poco tarde para eso.

– Oye – Menciono levantándome de la cama para acercarme a la puerta – Creo que debería ser yo el que acepte o rechace las disculpas – Envuelvo mis brazos alrededor de la cintura de Anna, recargando mi barbilla en su hombro – Te escucho.

Sin poder evitarlo una sonrisa sale de mis labios cuando su rostro lo levanta lentamente viéndome directamente a los ojos haciendo que de inmediato los vuelva a bajar al piso al darse cuenta que la miraba fijamente, comienza a jugar con sus manos como si fuera una niña que quiere pedirle permiso a su papá para salir a jugar, creo que con esto me está dejando muy en claro que estaba muy nerviosa por mi presencia.

– ¿Y bien? – Pregunto dejando un beso en el cuello de Anna, haciéndola estremecer mientras sus uñas se encajan en la piel de mis manos – Porque quería estar a solas con tu hermana así que...

Con mi mano agarro el pomo de la puerta para poder cerrarla pero ella de inmediato detiene mi acción con su mano y su pie.

– Perdón – Dice aun con su cabeza agachada, con su brazo aun sujetando la puerta y su labio inferior comenzando a temblar – No quería golpearlo.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora