Epílogo

1.2K 110 547
                                    


Un año y medio después.

La nieve cae una vez más frente a mis ojos, la pequeña mano que toma la mía me hace sentir la tela de su guante tocando mi piel. Algunos niños están afuera arrojándose bolas de nieve y haciendo algún muñeco de nieve, todo es risa y felicidad a mi alrededor cuando escucho las risas de los hijos de mis vecinos.

Clayton suelta mi mano para ir corriendo con tiernos brincos hacia su amiga Terk, ambos se abrazan antes de ir corriendo hacia uno de los columpios que tenía el parque, sonrío y me encamino hacia la robusta mujer que mira a los dos niños que acaban de encontrarse.

—Hola Elsa —saludó Kala, la tía de Terk—. ¿Cómo has estado?

—Muy bien, gracias. ¿Y usted?

—Cada vez sintiéndome más vieja —bromeó—. ¿Y tu hermana como ha estado?

—Está muy bien, gracias. Ahora que ya está saliendo con alguien, está más feliz que nunca.

Sonrío al recordar a Anna diciéndome que había comenzado a salir con su psicólogo. El señor Callaghan, un hombre que a mi parecer era algo mayor que ella, ya que no podía pasar desapercibida que ese hombre le llevaba veinte años a mi hermana, pero no dije nada cuando la miré tan feliz y entusiasmada por su nueva relación, en donde ahora ya era más consciente de lo que hacía y procurando no volver a cometer los mismos errores que había cometido cuando salió con Jack.

Habían cumplido seis meses de estar saliendo, e incluso me alegró por ella cuando dijo que él se iría a vivir con ella. Supongo que el amor llega cuando menos lo esperas y de la persona que menos lo esperas, ahora lo sabía al haberme enamorado de mi cuñado y mi hermana del psicólogo que tanto quería evitar, pero al ver el daño que había hecho se obligó a si misma a ir a terapias.

No nos veíamos tan seguido como antes, ahora ella solo venía una vez al mes para verme a mí y a Clayton, diciendo que quiere ser una mejor persona para su hermano. Aun tiene miedo al igual que yo, se atormentaba así misma durante muchos meses y cuando me pidió que la acompañara a su primera terapia no pude negarme. Ella habría querido también estar a mi lado cuando tuve mi primera terapia con John.

—Veo que trajiste tu cámara.

Bajo mi mirada y veo esa cámara Canon que cuelga de mi cuello, le sonrío y le asentí con mi cabeza.

—Si, ¿te molesta cuidarlos por un momento? Me gustaría tomar algunas fotos.

—Tomate el tiempo que necesites.

—Gracias, no tardaré.

Llevo mi mano a su hombro, caminando detrás de ella y acercarme a un desnudo árbol que ahora son solo ramas que están cubiertas por nieve. Fijo el lente y fotografío ese árbol, miro el resultado sintiéndome satisfecha, volviendo a mirar por el lente algo que llamara mi atención, enfocando ahora una rosa roja cubierta de nieve, luciendo tan hermosa que no necesité ver el resultado para saber que la imagen había salido perfecta.

Acomodo ese gorro negro que está sobre mi cabeza, aquel gorro que me había dejado Adrien como su último recuerdo. Dejando que algunos mechones rubios toquen mi frío rostro por un instante, volviendo a enfocar el lente hacia el frente.

Tomo una foto a un copo de nieve que había caído en ese momento frente a mí, sonrío y ahora enfoco la cámara hacia donde estaba mi pequeño hermano. Su castaño cabello idéntico al de John es cubierto por un gorro tejido de color blanco, sus pequeñas manos utilizan unos guantes del mismo color, botas de invierno negras, pantalón de mezclilla y un abrigo de color gris, siendo este algo largo para él ya que llegaba hasta sus rodillas. Con una sonrisa le tomé una foto mientras él hace un muñeco de nieve a lado de su amiga.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora