Juramento de dolor

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—Hola, hermana —saludó con una sonrisa—. ¿Podemos hablar?

Me quedé callada ante la presencia de mi hermana, sin decirle nada y con mala cara me hago a un lado y abro más la puerta para que ella pueda entrar. Mi ceño se frunce cuando la miro entrar con una sonrisa en los labios y sus manos detrás de su espalda, como si me estuviera ocultando algún tipo de secreto.

Cierro la puerta al verla dentro, mirando detrás de ella y ver que en sus manos se encontraba un sobre blanco, levanto mi cabeza para mirarla y ver que ella miraba el lugar con una gran sonrisa mientras un suspiro salía de su boca.

—Recuerdo cuando pasaba las tardes aquí —dijo, girándose para mirar mi reacción—. Como, Jack, se abalanza a mi cuando entrabamos.

—Dime rápido que es lo que quieres.

Anna me sonríe, saca sus brazos de detrás de su espalda para ofrecerme ese sobre blanco. La miro con extrañez, pero ella solo sigue sonriéndome, alentándome a que tome lo que me ofrece, bajo mi mirada y lo tomo, notando que ya estaba abierto. No entendía que traía en su interior, mi curiosidad era grande, pero al dentro de mí me decía que no lo abriera, que no leyera lo que tenía escrito.

—¿Qué es esto?

—Cuando lo abras, lo sabrás.

Sin quitar mi mirada de la suya lo abrí, obligándome a despegar mi mirada de la suya para poder leer el contenido. Al leerlo todo mi mundo parece estar de cabeza y lo único que puedo ver y leer una y otra vez era esa palabra, esa maldita palabra.

«Positivo

—Sigo sin entender. —fingí indiferencia.

—Está muy claro, hermanita —Su cuerpo se da la media vuelta para caminar, dejándose caer en el sillón y sentarse como si esta fuera su casa, como si todo lo que hubiera dentro le perteneciera—. Jack y yo, tendremos un hijo —explicó, acariciando su vientre—. Un bebé que está creciendo dentro de mí.

Todo mi cuerpo se queda congelado como si lo que hubiera escuchado fuera algo imposible, y en cierto punto yo quería creer que así lo era, quería seguir confiando en Jack, quería seguir creyendo en su promesa de que él no la había vuelto a tocar desde esa noche. Niego con mi cabeza viendo una vez más los resultados de la prueba, como si con eso el resultado fuera a cambiar.

—Estas mintiendo —susurré—. Ese bebé no es de Jack.

Su sonrisa parece engrandecer aún más por mis palabras, como si lo que le hubiera dicho fuera alguna clase de chiste. La miro con seriedad mientras ella sigue sonriendo mientras niega con su cabeza, moviendo esos cabellos naranjas de un lado a otro.

—Elsa, los resultados no mienten —sonrió—. Estoy embarazada de Jack. Vamos a tener un hijo que fue concebido con amor —Su cuerpo se levanta del sillón, quedándose de pie y cruzándose de brazos mientras su mirada está fija en la mía—. Porque sé que él me ama a mí, solo que esta contigo por lástima o tal vez solo para vengarse de mí.

Me quedo callada, niego con mi cabeza, segura de que lo que me estaba diciendo era mentira.

—Jack, no es así, él me ama y no me utilizaría o me tendría lástima como lo hizo contigo.

Su sonrisa se desvanece al instante, mirándome con total enojo que no dudaba que se acercara para venir a golpearme. Con mi mano arrugué la prueba, aventándole esa bola de papel que cayó en sus pies, Anna lo toma tratando de quitar las arrugas que había hecho, siendo su trabajo algo inútil, se levanta y me mira con furia, como si quisiera que una bala atravesara mi cabeza.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora