Él me prefiere a mí

2.1K 188 175
                                    

Maratón 6/6 ❤

- ¿Me puedes explicar cómo diablos llegaron a mi casa? - Pregunta Jack aparcando su camioneta frente a mi casa.

- ¿Me creerías si te dijera qué casualmente nos perdimos cerca de tu casa? - Pregunto con una sonrisa tímida.

- ¿Me creerías si te dijera qué no soy un idiota?

Dejo de sonreír en el momento que él voltea su rostro para mirarme con un gran enojo, haciendo que me intimide a los segundos. Nerviosa por su mirada agacho mi cabeza para jugar con mis frías manos.

- Lo lamento - Susurro sin levantar mi mirada - No era mi intención llegar así a tu casa pero...

Me interrumpió abruptamente - Pero fue más tu necesidad de seguirme para saber lo que yo hacía, ¿No es así?

- ¡No es así! - Dije casi de inmediato, levantando mi mirada.

- ¿A no? - Cuestionó arqueando una de sus cejas - ¿Entonces por qué fuiste a un lugar dónde nadie te había invitado?

Su tono de voz comienza a hacerse cada vez más fuerte, dejando muy en claro que está furioso conmigo.

- Solo fue... Curiosidad.

- ¡¿Curiosidad?! - Exclamó dejando caer sus manos sobre el volante - ¡¿De verdad piensas qué soy un imbécil?!

No comprendo el porqué de su actitud, no es como si hubiera cometido un delito. Además ya me había disculpado así que no tenía por qué comportarse de esa manera conmigo.

- La verdad sí - Respondí cruzándome de brazos - Con esas actitud pareces todo un imbécil.

- ¿Ahora la enojada eres tú?

- ¡Sí! - Exclamé volteando a verlo - No tienes ningún derecho de hablarme de esa manera, si Anna, permite que le hables de esa forma es su problema pero yo no lo voy a permitir - Furiosa agarro mi bolso llevándolo a mi hombro saliendo de la camioneta con un portazo - Idiota.

- ¡Elsa! - Llamó saliendo de la camioneta - ¡Ven acá!, ¡Aún no hemos terminado de hablar!

Camino hacía la casa ignorando por completo sus gritos; me apresuro en abrir la puerta dejando sobre la mesa que está a un lado de esta, mis llaves dejando que estas caigan sobre el pequeño plato de cristal que era especialmente para ellas.

- ¡Elsa! - Pongo mis ojos en blanco al oírlo cerca del pórtico. Esa era mi señal para empezar a subir las escaleras - ¡Te estoy hablando! - Llamó cerrando la puerta de un golpe.

- ¡No soy tu maldita marioneta! - Grité girándome bruscamente hacia él, quedándome en medio de las escaleras mirándolo desde abajo - ¡Y esta no es tu maldita casa para que vengas a azotar las cosas como se te de la regalada gana!

Me mira sorprendido ya que era la primera vez que me atrevía a hablarle de esa manera. Nos quedamos un momento así mirándonos mutuamente al darnos cuenta de cómo ambos habíamos perdido el control.

- Lo siento - Dice en un suspiro mientras masajeaba su nuca - Tienes razón no debí hablarte así.

Me quedo callada mirándolo con su cabeza agachada mientras seguía aún masajeando su nuca. Se veía realmente tenso.

Suspiro cansada, cruzándome de brazos - También lo siento - Murmuro llamando su atención - Supongo que tienes razón, no debía haber ido a un lugar donde nadie me había invitado - Volteo hacía la sala sintiéndome nerviosa por su mirada fija - No estoy tratando de excusarme por lo que hice hoy pero... esto no fue ida mía.

Querida Elsa:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora