—Deberías ser una fotógrafa profesional.
—¿Tú crees? —pregunté mirando mi cámara Polaroid—. No creo ser muy buena.
—¿Bromeas? Tus fotografías son las mejores que he visto —expresó tomando mi mano—. Tienes un gran talento, Els.
Siento como un rubor se apodera de mis mejillas al ver su sonrisa, su mano tocar la mía y sus verdes ojos mirar fijamente los míos. Le sonrío al chico que esta parado frente a mí, me sentía tan feliz cuando estaba junto a él.
—Solo lo dices para hacerme sentir mejor.
—Esta vez no. —Su mano se acerca hasta mi cabello, llevando detrás de mi oreja un mechón rubio.
Me aferro a la cámara que esta en mis manos tratando de controlar el temblor de mi cuerpo cuando veo que él da un paso hacia adelante. Mi cabeza la agacho al tenerlo tan cerca de mí que podía oler su aliento sabor a chocolate.
—Mírame —susurró. Su mano la lleva a mi barbilla levantando delicadamente mi cabeza para que así lo vea a los ojos—. Jamás bajes la mirada frente a nadie. ¿Entendido?
Asiento energéticamente con mi cabeza como mi respuesta.
Me sonríe antes de acercar sus labios a los míos dándonos nuestro primer beso. Puedo sentir lo suaves que son, el sabor a chocolate que aun quedaba sobre la comisura de sus labios me encargo de quitarlo con los mío.
Adrien había sido el primero en besarme y desearía que fuera el último.
Los labios de Jack se mueven sobre los míos, sus manos abandonan mis mejillas para colocarse sobre mi cintura. Mi cabeza da vueltas, no creo poder seguir de pie más tiempo: creo que me desmayaré en sus brazos.
«Els».
Ese apodo llega a mi cabeza, junto con la imagen de Adrien.
«Adrien».
—No —digo. Llevo mis manos al pecho desnudo de Jack apartándolo de mí y rompiendo nuestro beso—, no puedo hacerlo.
Jack se queda callado mirándome con su entrecejo fruncido. No podía creer que él y yo nos habíamos besado, no podía creer que yo había elegido ser la otra, no podía serlo y no quería hacerle esto a Anna y a Adrien.
Aunque ya no este con él y no lo vea desde hace mucho tiempo, parece que aún no lo había podido olvidar por completo.
—Esto no esta bien —Agacho mi cabeza apartando mis manos de su cuerpo—. Por favor, solo vámonos.
Se queda un momento mirándome con su ceño fruncido, no me dice absolutamente nada.
Después de lo que para mí fue un largo tiempo, escucho sus pies descalzos caminar hasta su habitación y después regresar a la cocina. Extendiéndome un vestido negro con puntos blancos.
—¿De quién es?
—Es tuyo —Deja el vestido doblado sobre el gabinete—. Cuando fui de viaje lo vi, pensé en ti y cuando me había dado cuenta ya lo estaba comprado —explicó—. Pensaba dártelo la próxima semana, pero creo que ahora lo necesitas más.
—¿La próxima semana? —Mi ceño se frunce al oírlo—. ¿Por qué?
—¿Ya lo olvidaste? —Trato de recordar, pero con todo lo que había pasado ayer incluso olvide que día era hoy—. Es tu cumpleaños.
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Querida Elsa:
FanfictieA veces solo necesitas esperar a que llegue la persona que hará que olvides... Tu pasado