Capítulo: 6

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Midoriya Izuku

Tenía en mi mano izquierda las pastillas y en la derecha el vaso con agua, si las bebía todo terminaría, mi dolor quedaría atrás, mi alma ya no estaría prisionera de este pobre cuerpo atado a este infierno.

¿Por qué no puedo beber? ¿Por qué todavía una parte de mi quiere vivir?

Arrojé las pastillas y me recosté en la cama, ¿Por qué soy tan cobarde?

La tristeza invade cada vez más mi cuerpo, mi alma ya está tan lastimada como mi cuerpo.

Bajé al primer piso y allí estaba mi madre ebria en la alfombra, a pesar de los tratos que me da, no puedo odiarla, porque se que yo soy el culpable de todos sus males.

Me acerqué a ella y con todas mis fuerzas la recosté en el sofá para que estuviese cómoda.

¿Algún día ella me querrá?

"Por tu culpa mi esposo se marchó"

"Mamá, se burlan de mi apariencia en la escuela"

"¿Y?, te mereces ser menospreciado engendro"

¿Qué hise? ¿Por qué mi madre no me ama? Moriré antes que ella y tal vez en mi último aliento, ella me diga "No, mueras Izuku...".

¿Por qué deseo lindas palabras de parte de ella en el momento en que al fin descansaré en el sueño eterno?

Si lo sé, porque tal vez se sienta obligada a llorar en mi funeral para que no la menosprecien.

¿Tan patético soy al desear el cariño tan desesperado de parte de alguien no me ama?

¿Tengo algún problema mental al desear un pequeño gesto de cariño o al menos un "hola" de parte de ella?

Es mi madre, ¿no se supone que debe quererme?

Desesperación, dolor, lágrimas, tan solo verle el rostro me duele mi corazón.

Todavía recuerdo esos días que ella me recibía con un cálido brazo, que iba a mis eventos en la escuela, cuando me preparaba mi comida... cuando se preocupaba por mi.

Recuerdo los dibujos que le hacía con crayones, la sonrisa que me dabas, a mi padre... observándolos con indiferencia.

Recuerdo más que nada ese dibujo del conejo que te hice en clases con tinta, intenté hacerlo lo más perfecto posible, sabía que no superaría al de mi ídolo el gran pintor Toshinari Yagi, pero yo creía que si asistía a Yuuei algún día podría ser tan grande como él.

Bueno racapitulando una vez hecho el dibujo había sonado el timbre del recreo y Kacchan y al parecer Uraraka tampoco... eso significaba que estaban burlándose de ella.

Corrí hacia donde estaba ella, por primera vez sentí la necesidad de ayudarla, estaba harto de los insultos que le propinaba Kacchan...

Siendoles franco no me acercaba a ella porque la encontraba linda y me gustaba... que patético.

Allí estaba mi mejor amigo a punto de empaparla con jugo... no puedo creer que me interpuse, fue un mala idea, mi vida se volvió un caos luego de eso.

Pero valió la pena, había logrado hacer sonreír a la niña que me gustaba, a pesar de que mis sonrisas son falsas, logré con mis palabras darle ánimos.

Rescataré tu sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora