La gatita cómica y el gato callejero.

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Emi Fukukado

¿El amor de pareja es hermoso como lo plantean? Mi madre nunca me dio la respuesta cuando yo era pequeña, después de todo era obvio que no pudiese explicarme algo que ella jamás sintió, puesto que yo soy el producto de una violación, por lo tanto, no nací del amor que tantos hablan.

Se suponía era un secreto que mi madre me intentó de ocultar, a nadie le gustaría saber que eres hijo producto de una violación, pero lamentablemente para mi suerte a los doce años lo descubrí al oír una charla de mi madre y mi abuela.

Mi abuela me odiaba, ella me recalcaba que por mi culpa mamá no terminó sus estudios, que por mi culpa su preciada hija tenía que trabajar como bailarina exótica... todo lo malo era mi culpa, nada bueno provenía de mi existencia, yo solo era un gasto inútil de dinero.

De la nada a los trece comencé a cuestionarme si el aborto por violación fuera legal en esos años, yo habría existido.

Siempre la misma pregunta en mi mente...

¿Mi mamá me quiere en verdad? No me parezco en nada a ella, mi cabello es plateado y mis ojos verdes, y sin mencionar que mis facciones son absolutamente distintas, por lo tanto, eso solo significaba que yo era la viva imagen de ese asqueroso hombre que se supone que es mi padre.

Mi mente era un desastre en esos momentos, así que sin permiso alguno a los doce años me teñí el cabello de color aguamarina, eso fue lo único que se me ocurrió, después de todo tan solo era una niña.

En esa época todo era horrible, era una niña encerrada en un barrio donde las personas adineradas iban en búsqueda de prostitutas y drogas, detestaba un poco a mi madre, ella me prohibía salir sola, ¡Yo no había nacido para estar encerrada en una jaula!... hoy en día le agradezco a mi mamá por protegerme.

Mi mamá no quería que yo terminase como ella, como una adolescente que por caminar sola ¡De día! fuese madre...

¿Yo le arruiné la vida? ¿Ella me odia, aunque sea un poquito? ¿Le doy asco?

Esas preguntas le hice un día, lo único que hizo fue llorar y abrazarme, ¿Qué significaba esa respuesta? No quise preguntarle, lo mejor era callar y olvidar esas lágrimas y fuertes sollozos.

Mi mente por el paso de los años sacó la respuesta de esas lágrimas, la cual significaba "Emi me arruinaste mi vida".

¿Quién querría estar relacionado con un ser humano como yo? ¿Cuál es el propósito de mi existencia?
¿Saldré de este lugar algún día?

Recuerdo aún las burlas de mis compañeros de clases, me decían siempre la loca Fukukado, ¿Por qué? Porque siempre veía alguna sombra y comenzaba a imaginar cosas divertidas, historias y hacer dibujos extraños...

"La loca", como odiaba que me dijesen así, solo por tener una imaginación que sobresalía al resto, ¿Por qué no podía encajar? ¿Por qué no podía ser como el resto?

Con trece años ya tenía compañeros de clases que fumaban tabaco o marihuana, pero en donde vivía era lo normal, no consumirlas o no haberlas probado era lo extraño.

Tenía un compañero que siempre me hostigaba, su nombre era Kenji Hikishi, un imbécil que se creía superior al resto por tener más dinero, ¿Cómo lo conseguía? Simple, él vendía drogas.

Rescataré tu sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora