Extra: Estereotipos

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La vida puede a veces ser una perra, al menos para mi.

Tengo 15 años y he sufrido bullying desde que ingresé a kinder.

¿Por qué un niño tan pequeño comienza a sufrir a tan tierna edad?

La respuesta es simple, dos semanas antes de entrar a clases vi en la televisión a un hombre y a una mujer bailando ballet, y bueno me enamoré de como bailaban, por lo tanto, los imité.

Imitar cualquier cosa en este mundo puede ser peligroso.

Recuerdo todavía el primer día de clases, todos mis compañeros se burlaron de mi y comenzaron a decirme "niñita", a pesar de que no sea un insulto tan impactante para alguien de mi edad, para los niños es uno de los peores insultos, ya que no conocen otros o no los entienden.

Todavía recuerdo ese día como si fuera ayer, llegué llorando a casa y le dije a mis padres entre sollozos.

-Cariño, ¿qué te ocurre?- Dijo mi madre preocupada.

¿Cariño? Que gracioso, esa palabra suena falsa cuando sale de esa mujer.

-Hoy se burlaron de mi mami- Apenas hablaba por el llanto.

Pobre de ti, llora todo lo que quieras, pero es inútil llorar, porque esa mujer pronto te traicionará.

-¿Por qué hijo?- Preguntó mi padre entre furioso y preocupado.

En ese momento si fuera por cualquier otra cosa me hubiera defendido ese bastardo.

-Porque comencé a bailar ballet y me dijeron niñita- Dije llorando cada vez más.

Y ahora viene lo bueno, yo pensé que mi padre me daría un abrazo...

Recibí una bofetada, y una mirada seria de mi madre ¿qué hice mal?

-¡El ballet es de niñas! ¡Es la última vez que bailas en clases de esa manera!- Me regañó...

Pasaron las semanas, los meses y aún me decían niñita.

Pero un día se me vino en la mente, ¿si ya se burlan? ¿por qué no continuar bailando?

Comencé a bailar en mi habitación, cuando mis padres entraban a mi cuarto inmediatamente me sentaba y comenzaba a jugar con mis autitos de carrera.

Tenía diez años cuando conocí a mi mejor amiga, a mi confidente.

A ella también le fascinaba bailar y me llevó arrastrando a unas actividades de ballet que hacían los sábados y domingos en el teatro de forma gratuita.

Yo solamente observaba como bailaban y cuando menos me lo esperaba mi amiga me arrastró y me obligó a bailar.

Se sentía tan bien, bailar sin estar asustado de que tus padres lleguen y te golpeen por ser tu.

Al parecer con mi amiga teníamos talento porque esa mujer nos felicitaba y los padres de los otros niños también. Pero para mi desgracia mi felicidad duró tres años.

Tenía 13 años y un compañero de clases entró al teatro a buscar a su hermana, ella era mi compañera de baile...

Al día siguiente me convertí en un mariquita, un homosexual, y bueno cosas peores... cuando eres un adolescente los insultos evolucionan de tal manera que te destrozan, pero lo peor son los golpes.

-¡Eres un idiota, no has aprendido la vergüenza que nos haces pasar! ¡Ya de por si tus notas son horrorosas!- Ese fue el hermoso grito que mi madre me dio, cuando una de las madres de un compañero que me golpeó la llamó por teléfono y le contó de que bailaba ballet y en la escuela me estaban diciendo homosexual

Rescataré tu sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora