Capítulo 23

2.3K 206 408
                                    

El inicio de una nueva vida.

Ochako Uraraka

Caminaba por los fríos pasillos del hospital, estaba concentrada en qué decirle a Izuku cuando abriese los ojos.

¿Qué se le debe decir a alguien que despertó luego de un intento de un suicidio? ¿Un simple hola? ¿Un "No vuelvas a hacer eso"? ¿Por qué lo hiciste? ¿Decirle "Estaba preocupada"? ¿"Prometo estar contigo y ayudarte"? 

Hay cosas en esta vida que uno no se espera, y es ni más ni menos, que chocar con un demonio en persona, ese ser que tanto deseo que se largue de la vida de Izuku, mejor dicho que se vaya donde pertenece, al infierno, porque gente como él no merece existir.

Chocar con ese demonio, chocar con Katsuki en el pasillo que va hacia la habitación en que se encuentra en reposo Izuku, ver esos infernales ojos rojos llorosos...

Es extraño, nunca me di el tiempo de ver fijamente los ojos de Bakugo, solo sabía que sus iris eran rojos.

Antes tenía miedo de verlo a los ojos, ¿es raro temerle tanto a una persona que te causa pavor verle a los ojos? No lo sé, no soy psicóloga, lo que si sé es que su mirada no es normal...

La mirada de Bakugo representa a alguien quebrado, una persona que le tiene miedo algo, su ojos suplican por ayuda, ¿Un demonio pidiendo ayuda? Ochako, son suposiciones, no pienses en que es un humano común y corriente que sufre, él es malo, es un ser cruel que no merece perdón ¿cierto?.

¿Por qué me observa con pánico? ¿Me teme por qué lo golpee? Imposible, es por otra cosa, pero ¿cuál?, Bakugo Katsuki, ¿Por qué existes? tu existencia es dañina.

 Me hiso volver a la realidad una palabra dicha por el mismísimo Bakugo -Uraraka...- 

-¿Por qué mierdas estás aquí?- Dije seria, me importaba una mierda si fuese Bakugo, él ya no tiene poder sobre mi y mucho menos de Izuku, no lo permitiré.

Bakugo me observó sorprendido y luego me sonrió -Es un país libre, si yo quiero puedo ingresar a este lugar, pues lo hago-.

-Maldito bastardo, dime que hacías aquí- Dije furiosa, pero sus ojos llorosos me dieron una pista y continué con una enorme sonrisa  -Acabas de ver a Midoriya, ¿cierto? ¿te sientes culpable por su intento de suicidio?-.

Me observó y no respondió nada, eso me enfureció, ¿Dónde estaba ese demonio? -¡Respóndeme bastardo! ¡Estoy segura de que tu vida es perfecta, y ya que estás aburrido, torturas física y psicológicamente a Midoriya!-.  

Los ojos de Bakugo reflejaban ira, su ceño fruncido significaba futuro asesinato y dijo amenazante -Escúchame bien perra, soy un puto demonio, tenlo claro cuando hablas y me miras, soy un ser despreciable, pero jamás digas que mi puta vida es perfecta, porque estoy seguro que el único sufrimiento que has tenido es cuando me burlaba de tu peso cuando eramos niños-, lo observé impactada iba a decirle algo, pero continuó con un tono de voz sombrío -Escucha bien cara de ángel, si conocieses un poco de mi vida tendrías horrorosas pesadillas, porque el Bakugo Katsuki que conoces, no es el verdadero-.

No pude decir nada, ¿Quién diablos es en verdad Bakugo?, no me importa de todos modos el sigue siendo un demonio, y no sé el por qué, pero lo único que le dije fue -Tu deberías matarte...-

Cómo se me ocurrió decir esas palabras, yo no soy así...

-Ya lo he intentado, y creo que ya es la hora de ponerle fin a todo, lo siento Mei...- Susurró con la mirada perdida, para luego irse corriendo hacia la salida.

Rescataré tu sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora