Capítulo 8: Torneo
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Raidel apenas y logró conciliar el sueño la noche anterior debido a sus recurrentes pensamientos acerca del torneo. No dejaba de preguntarse qué clase de oponentes participarían. Esperaba luchar con al menos un contrincante de su calibre.
Sin poder pegar el ojo, Raidel se levantó a las cinco de la mañana, desayunó algo y se dirigió con su espada en mano hacia la plaza en la que habría de realizarse el torneo.
Ni bien llegó, visualizó a las multitudes inmensas de espectadores que se aglomeraban en torno a un rudimentario pero enorme cuadrilatero en el que Raidel supuso que se realizarían los combates.
Él, como tantos otros, fue a inscribirse aquel mismo día. Raidel pensó que los organizadores se negarían a dejarlo participar por su corta edad, pero cuando fue a inscribirse no le dijeron nada. Quizá era debido a lo apurados que estaban por la larga fila de aquel día.
Los participantes, según pudo observar Raidel, no se veían especialmente poderosos: Algunos de ellos ni siquiera llevaban armas de combate, sino que estaban armados con machetes, palas de granja, cuchillos de cocina, etc. Sin embargo, otros si tenían espadas de verdad, pero su pinta de pueblerinos les quitaba toda su seriedad.
Resignándose por completo, Raidel buscó un sitio para sentarse mientras esperaba el inicio del torneo. Al pasar de los minutos se dio cuenta de la gran cantidad de gente que iba apareciendo a su alrededor, participantes y espectadores.
De un momento a otro y abriéndose paso entre la gente, apareció un sujeto calvo, robusto y de dos metros, cuyo rostro tenía más cicatrices de las que Raidel podía contar. Varias personas lo señalaron con temor y respeto. Algunos ni siquiera se atrevían a mirarlo. En medio de aquello, Raidel escuchó decir de uno de los espectadores que tal hombre había ganado el torneo anual del pueblo por cuatro años seguidos. Sería sin duda alguna un excelente oponente, pensó el Raidel. Y fue entonces cuando se dio cuenta que el calvo llevaba consigo una gran espada de aspecto brutal. Escuchó decir que con ella había decapitado cruelmente a todos sus oponentes de los anteriores torneos. Cuando lo vieron llegar, fueron tantos los participantes que se retiraron automáticamente del torneo que al final solamente quedó la cuarta parte.
Uno de los luchadores, un veterano armado con una lanza y cota de malla, le echó un vistazo a Raidel. Al instante se le dibujó una expresión de extrañeza total en el rostro.
—Los espectadores no pueden estar aquí, enano —le dijo.
—No soy ningún espectador —aclaró Raidel—. Voy a participar en el torneo.
El tipo soltó una carcajada.
—Buena broma, pero ya en serio, largo de aquí.
Raidel le sostuvo la mirada con el ceño fruncido.
Había algo raro en su mirada que al veterano le produjo un temor insensato, como si estuviera enfrente de una bestia salvaje e inhumana. ¿Sería su imaginación?
—Bueno, como quieras —le dijo al final—. Si resultas muerto o con una extremidad mutilada no va a ser culpa de nadie más que de ti —se dio la vuelta, y antes de marcharse, añadió—: No me digas que no te lo advertí.
Raidel se encogió de hombros, indiferente. Simplemente era imposible que en semejante pueblucho alguien tuviera el poder para matarlo. Ni siquiera el calvo monstruso de dos metros podría ponerle una mano encima... o eso era lo que creía Raidel.
Los siguientes minutos fueron aburridos. Una vez que llegaron todos los participantes, los organizadores los mezclaron al azar para ver quién peleaba contra quién. La primera ronda iba a ser de eliminatoria. Treinta luchadores iban a combatir en la arena al mismo tiempo, y solo habría un ganador. Quién ganase tendría el derecho de participar en la semifinal en una lucha de uno contra uno.
Esto le recordaba a Raidel el falso examen de graduación de la Academia Legacy, en donde le tocó luchar a él solo contra ciento cincuenta buenos luchadores. Vaya, qué recuerdos le traía. Qué tiempos aquellos. Aunque la única diferencia que había era que este torneo le iba a resultar infinitamente más fácil que aquel examen en el que apenas logró ganar con los pelos... Sí, iba a ser más fácil que respirar... o al menos todo parecía indicar eso.
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✡ Guerra de Dioses y Demonios 1: El Nacimiento del Guerrero Prodigio
Adventure✡ Primer volumen de la saga "Guerra de Dioses y Demonios" Esta es la legendaria historia de Raidel, un muchacho con grandes poderes y habilidades que irá a recorrer el mundo entero en busca del mayor y más preciado tesoro que la humanidad haya tenid...