✡ LXII

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Capítulo 62: Bestia vs Bestia

Subalia

Los espectadores soltaron exclamaciones de asombro y admiración. Lo que estaban viendo ante sus ojos no tenía precio. Pese a que la mayoría de ellos ya conocía el increíble poder de Naikon, seguían sorprendiéndose enormemente cada vez que lo veían. Era una habilidad sin igual, propia de los dioses.

Y era precisamente por esto que los habitantes de Subalia consideraban a Naikon como un auténtico Dios. Solo un ser supremo podía tener esta clase de habilidad tan majestuosa.

El convertir su propia piel en hierro no era algo que un ser humano pudiera hacer... Algo como eso solo podía ser obra de una poderosa deidad caída del cielo para ayudar a Subalia a convertirse en el mayor y más poderoso de todos los reinos del mundo... Nadie tenía ninguna duda de ello.

Algo que todos en Subalia sabían era que Naikon era invencible. Y eso no era simplemente un decir. El Comandante General era invencible en todo el sentido de la palabra. Nada ni nadie podía vencerlo. Y ya resultaba bastante obvio que nada ni nadie podría hacerlo jamás. ¿Y es que quién cuernos podría ser capaz de derrotar a un dios?

Naikon aplastaría a todos sus enemigos en un parpadeo y de esta forma llevaría al "Pueblo Elegido" hasta la gloria; hasta la cúspide de la jerarquía mundial. Subalia gobernaría a todos los demás reinos e imperios del mundo. El destino ya estaba sellado.

El inmenso Ogro, sin embargo, era el único que no se mostraba sorprendido por la extraordinaria técnica de su rival. Tal vez la pobre bestia ni siquiera alcanzaba a entender lo que todo esto significaba. No sabía que lo que veía ante sus ojos sería la causa de su muerte.

—¡Matar! —articuló la bestia de forma lenta y torpe, al tiempo en que avanzaba hacia su oponente a paso pesado. Su voz era tan potente que hasta uno de sus susurros parecía un auténtico rugido—. ¡Matar! ¡Matar! ¡Matar!

Algunos de los espectadores se mostraron asombrados e inquietos al escuchar hablar a la bestia. Aunque otros ya sabían que los Ogros eran perfectamente capaces de aprender algunas palabras. La mayoría podía comunicarse por medio del lenguaje, pero solo lograban dominar un vocabulario bastante limitado.

A Naikon se le dibujó una sonrisa en los labios al ver lo lento que era su rival. Por un instante le pareció que estaba luchando con una tortuga. Sin embargo, tras unos segundos de espera (en los cuales la bestia se dirigía lentamente hacia él), el Comandante General entrecerró los ojos. Un brillo de sospecha apareció en su mirada. Algo no estaba bien aquí. Su repugnante contrincante era demasiado lento hasta para ser un Ogro... Naikon pensó que quizá eso se debiera al hecho de que este monstruo era mucho más grande, corpulento y pesado que todos los demás Ogros con los que había luchado hasta ahora, pero por alguna razón eso no terminaba de convencerlo. Quizá se tratara de otra cosa...

Creyendo saber lo que sucedía, Naikon se concentró completamente en el oponente que tenía al frente. No lo perdió de vista ni por un segundo. Ni siquiera parpadeó para no perderse ningún movimiento de su rival. Y se podía decir que tuvo suerte, porque si no hubiera tomado estas precauciones, la gigantesca mano del Ogro lo hubiera aplastado como si fuera un mosquito.

Naikon apenas logró esquivar el golpe. Había sido un ataque tan rápido, tan veloz... Si no hubiera estado concentrado, se habría llevado un terrible golpe que, pese a que su piel en ese momento era de hierro, probablemente lo habría terminado matando.

El ataque del Ogro había sido con la palma abierta de la mano. Y al momento en que Naikon lo esquivó, el golpe impactó contra el suelo, produciendo un estruendo parecido al de una explosión.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 1: El Nacimiento del Guerrero ProdigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora