✡ XCI

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Capítulo 91: Ofrecimiento

—Y bueno, eso fue lo que ella me dijo —reveló Raidel—. Así que creo que es... una cita.

—¿Una cita? ¿En verdad crees eso? —Dantol soltó una estruendosa carcajada—. Pobre novato, me compadezco de ti —seguía riéndose.

Raidel soltó un suspiro. Eso le pasaba por contarle sus secretos a semejantes borrachos buenos para nada.

En aquel momento se encontraban caminando por una de las concurridas calles del reino, en dirección al norte, para comprobar cómo seguía la zona en la que se había desatado la guerra.

Dantol observó el rostro ceñudo que había puesto el muchacho.

—Bueno, lo que quiero decir es que no te ilusiones demasiado, compañero —dijo—. Tal vez solo quiera que vayas para que le des limpiando los baños o algo parecido.

—Muy cierto —coincidió Threon.

—Pero parece que hubo una conexión... —intentó explicarse Raidel.

—¿Una conexión? —Dantol y Threon no pudieron contener las risas—. Ella es la princesa. En cambio, ¿quién cojones eres tú? Solo el Niño Borracho. ¿Por qué ella se enamoraría de alguien como tú?

El muchacho bajó la mirada, algo ofendido. Con esos dos como "amigos", ya no le hacían falta enemigos.

—No sé... —murmuró Raidel—. Yo le salvé la vida...

—Legnar también le salvó la vida con sus compresiones de pecho, ¿recuerdas?

—Pero yo... yo... —Llegados a este punto, el autoestima del muchacho había caído en picada hasta los suelos.

Threon y Dantol no dijeron nada. Estaban expectantes; esperando escuchar lo que sea que Raidel tuviera que decir, tal vez para seguir burlándose.

—Yo arriesgué mi vida...

A ninguno de los borrachos le parecía una razón suficiente, pero al ver la desdichada expresión de su compañero, prefirieron no seguir argumentando. En vez de eso, Dantol dijo:

—Bueno, parece que necesitas urgentemente los consejos de amor del tío Dantol.

—Los... ¿qué?

—Para enamorar a todas las chicas —aseguró el borracho—. Es cien por ciento efectivo.

—¿A quién demonios le interesa "enamorar a todas las chicas"? —El muchacho escupió al suelo—. Yo solo quiero...

—Sí, sí, lo sé, lo sé —replicó Dantol—. Te ayudaré con lo que gustes... Pero a cambio de eso, necesito que hagas algo por mí.

Raidel entrecerró los ojos. Era raro que él le pidiera favores.

—¿De qué se trata?

—Quiero participar en el Torneo de Capitanes que se realizará dentro de poco. Quien lo gane se convertirá en General.

—Ya había escuchado acerca de eso —dijo Raidel—. ¿Pero cuál es tu petición exactamente?

—Quiero que me entrenes...

Raidel arqueó una ceja.

Dantol apuntó la armadura plateada que llevaba puesta el muchacho.

—Eres muy fuerte, y yo no he hecho nada de ejercicio en meses... Así que quiero entrenar contigo para ponerme en forma. A cambio te daré todos los consejos amorosos que quieras. ¿Qué dices?

✡ Guerra de Dioses y Demonios 1: El Nacimiento del Guerrero ProdigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora