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Capítulo 90: Ascenso

Habían transcurrido tres días desde que Raidel regresó a Ludonia. Y en todo ese tiempo el muchacho apenas había salido de su casa. Su última misión lo había dejado en tan mal estado que había preferido tomarse un par de días para descansar. Ni siquiera había ido a visitar a la princesa, pese a los rumores que decían que ella ya había despertado.

Era extraño viniendo de él, pero Raidel no estaba de muy buen humor como para ir a visitarla, puesto que se había enterado por medio de los borrachos de una terrible noticia. Resultaba que a la nefasta e inolvidable muerte de Sylfer había que sumarle también la muerte de Toren, quien, según Dantol, había muerto "devorado por un dragón".

El muchacho no había creído ni una palabra al principio, pensando que no debían ser más que los desvaríos de aquellos ridículos borrachos, pero pronto había podido comprobar la autenticidad de sus palabras.

Efectivamente, Toren había sido devorado por un dragón. Una bestia monstruosa llena de escamas, alas gigantescas y colmillos tan afilados como espadas lo había tragado entero. Gran parte de los soldados había tenido la oportunidad de ver aquella espantosa escena con sus propios ojos, y en Ludonia no se dejaba de hablar de ello.

La gente estuvo de luto los días que prosiguieron a la guerra, llorando y lamentándose por los caídos.

Mientras tanto, gran parte de los soldados tenía la misión de quemar los cadáveres hasta reducirlos a cenizas, y de limpiar toda la zona en la que se había desatado la guerra. También estaban reparando la puerta de la muralla que había sido destruida, entre otras cosas.

Y fue al tercer día que el muchacho recién tuvo ganas de salir de su casa para ir a dar una vuelta por los alrededores. Se vistió de negro debido al luto. Y ya estaba preparándose para salir, pero en aquel momento alguien tocó la puerta con fuerza como si tuviera prisa.

El muchacho la abrió, creyendo que eran nuevamente los borrachos.

Pero quien estaba al otro lado era una persona a la cual Raidel jamás habría pensado que pisaría su casa.

La brillante armadura dorada cegó a Raidel por unos segundos, mientras que el mismísimo Legnar entraba a su casa y luego tomaba asiento en uno de los muebles de la sala.

—No recuerdo haberte dado la bienvenida... —murmuró Raidel con desgana.

—Pues ahorrate tus ridículas bienvenidas. Traigo noticias de considerable importancia, ¿sabes?

—¿Qué noticias? ¿Se te perdió tu perro?

Legnar, quien era un hombre que no se andaba con tonterías, fue directamente al grano:

—El rey te ha ascendido de rango. Desde ahora eres General.

Raidel abrió los ojos de par en par.

—¿General? ¿Yo?

—Correcto.

El muchacho estaba confundido.

—¿Por qué el rey querría hacerme General a mí?

—El reino ha perdido tres Generales en el transcurso de los últimos días —dijo en tono sombrío—. Toren y Grass murieron en la guerra. Sylfer, en cambio, en el Desierto Inder.

Raidel bajó la mirada al piso. Todavía no lograba superar aquellas trágicas muertes...

Legnar prosiguió:

—Así que hay tres puestos libres. Uno se te otorgó a ti, debido a que has demostrado ser sumamente poderoso en batalla, además de leal. Si no hubiera sido por ti, la princesa seguramente ya no estaría con vida —soltó un suspiro—. En cierto modo, eres bastante afortunado. No sabes cuánto tuve que convencerle al viejo para que te concediera tal rango...

✡ Guerra de Dioses y Demonios 1: El Nacimiento del Guerrero ProdigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora