✡ XV

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Capítulo 15: Stanferd

—Yo le enseñaré con una buena paliza a que no debe pasarse con las bromas —aseguró uno de los guardias—. Está bien si hace una que otra broma, pero el niñato ya sobrepasó los límites...

Todos los demás asintieron con la cabeza.

—¡Un momento! —gritó de pronto Threon, sobresaltando a los demás—. Él es... él es... —se detuvo un instante, pensativo—. Espera un segundo, ¿cómo te llamabas?

Sus compañeros le quedaron mirando como si hubiera contado un chiste muy malo. Uno verdaderamente malo.

—Raidel —respondió el pelirrojo—. Soy Raidel.

Threon se volvió hacia sus compañeros.

—¡Él es de quien he estado hablando! —dijo, repentinamente enérgico—. ¡En el torneo él me noqueó en los primeros segundos del combate! ¡Estaba frente a mí, pero al instante siguiente había desaparecido ante mis ojos, y luego todo se había puesto negro! ¡Me noqueó sin que me diera cuenta de nada...!

La primera mitad de los guardias miró a Raidel con profundo escepticismo. No creían ni una palabra de lo que les estaba diciendo su compañero. La otra mitad en cambio miraba a Threon con cara de aburrimiento, como si pensaran que éste seguía contando su pésimo chiste.

Threon pareció advertirlo, porque añadió:

—¡Estoy diciendo la verdad!

El hombre que estaba al lado suyo soltó un suspiro.

—Si no quieres que le demos una paliza lo entendemos. Pero no inventes tonterías. Que se vaya si así lo deseas, pero más te vale que no vuelva por aquí.

Threon miró a sus compañeros con furia y luego soltó una maldición.

—Está bien. Tengo una idea —dijo al final—. Que Raidel nos demuestre a todos de lo que es capaz. Que luche contra cualquiera de ustedes. Si los vence, entonces tendrán que dejarlo entrar.

Se hicieron sonar los murmullos.

Al cabo de un rato, llegaron a una conclusión.

—¿Cualquiera? —preguntó uno.

—Cualquiera —aseguró Threon.

Más murmullos.

—Entonces que luche contra algún Capitán de Escuadrón —dijo un calvo con una sonrisa de satisfacción en el rostro. Los demás lo aplaudieron.

—¿Un Capitán de Escuadrón? —Threon se había puesto pálido—. ¿No crees que te estás pasando un poco? Se suponía que esta prueba solo era para comprobar si Raidel era apto para formar parte del ejército, lo que, desde luego, yo atestiguo y garantizo que sí lo es... Pero ponerle a luchar contra un Capitán de Escuadrón es un poco... severo.

—¿No crees que será divertido? —dijo un tipo regordete con una sonrisita—. Yo te apuesto cinco monedas de bronce a que tu chico no dura ni diez segundos contra un Capitán de Escuadrón.

—Diablos, esto ya ha ido demasiado lejos —dijo Threon, cólerico—. ¡Esto no es ninguna clase de espectáculo!

—No, no lo es —le aseguró uno de sus compañeros—. Solamente queremos ver cuánto tiempo aguanta este mocoso contra un Capitán de Escuadrón. Él capitán podrá elegir luego si lo deja formar parte del ejército o si lo echa —lo miró con seriedad— ...O si lo convierte en un esclavo.

Threon ya no estaba pálido, sino de un color amarillento verdoso, como si le diera ganas de vomitar.

—E-e-espera un m-momento... —logró articular—. Creo que...

—Ya es demasiado tarde —lo interrumpió—. Has puesto las manos en el fuego por ese mocoso. Ya no hay vuelta atrás —se volvió hacia uno de sus compañeros, un tipo con cara ardilla—. Anda y busca a Stanferd. Es el Capitán de Escuadrón que está más cerca de nuestra posición. Ve y explicale todo lo que ha pasado. Que se apresure en venir.

—¡Entendido! —y a continuación salió corriendo.

Los minutos pasaron y Threon se veía cada vez más devastado. Se movía de un lado a otro como un loco. No entendía cómo diablos había podido ocurrir esto.

Después de un rato se volteó hacia Raidel.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! —se disculpó atropelladamente. Tenía la cara sudorosa—. Lucha lo mejor que puedas y... y... espero que Stanferd esté de buenas y te perdone la vida... —miró hacia el cielo, suplicante—. Por los dioses, ojalá que así sea.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 1: El Nacimiento del Guerrero ProdigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora