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Capítulo 93: Los Nuevos Generales

El oponente de Dantol resultó ser extremadamente débil; De hecho era uno de los Capitanes más débiles que Raidel había visto hasta ahora... Pero de igual forma le estaba dando una monumental paliza al borracho.

Dantol cayó de espaldas al suelo tras recibir cuatro patadas que impactaron en su cabeza.

—Maldita sea, este tipo es demasiado poderoso... —se quejó Dantol, mientras lenta y dificultosamente volvía a ponerse de pie. Un hilillo de sangre le caía por su mejilla, allí donde la bota de su rival había golpeado—. ¿Qué se supone que tenga que hacer ahora?

Para prevenir que los Capitanes terminasen con heridas graves, la regla principal de este torneo era que ninguno de los participantes podía portar ningún tipo de arma. Los combates eran a mano limpia.

El rival de Dantol dio un paso al frente. Era un tipo tan peludo como un oso. Llevaba el cabello largo y mugriento, su barba le llegaba hasta el pecho, y sus manos estaban recubiertas de abundante vello.

—Tengo suerte de que mi primer combate haya sido contra ti —sonrió, complacido.

Dantol frunció el entrecejo.

—Oye, Tred, tú me conoces... Sabes que soy un tipo que siempre cumple lo que promete, ¿cierto?

—¿A dónde diablos quieres llegar? —Tred escupió al suelo, impaciente.

Dantol se acercó un poco más a él, y a continuación le susurró:

—¿Cuántas monedas de oro quieres por dejarme ganar?

—¿Me estás sobornando? —gruñó el peludo, indignado—. ¡Yo no soy esa clase de pers...!

—¿Qué te parecen cincuenta monedas de oro?

A Tred le brillaron los ojos.

—Que sean cien y trato hecho.

—¿Cien? ¿Estás loco? ¿Crees que tengo tanto dinero?

—¡Entonces no hay trato! —rugió Tred, lanzándose al ataque.

—Mierda... —murmuró Dantol.

Raidel soltó un prolongado suspiro al ver como el borracho estaba recibiendo la peor paliza de su vida. Su oponente lo golpeaba y pateaba como si éste fuera simplemente un saco de papas.

Threon meneó la cabeza de un lado a otro.

—¿Quién habría imaginado que llegaría el día en que el poderoso de Dantol perdería una pelea ante semejante... basura? —Estaba hablando para sí mismo, como si estuviera pensando en voz alta, por lo que el muchacho lo escuchó.

—¿El poderoso de Dantol? —dijo éste, incrédulo.

—Oh, sí, en sus tiempos era un temible guerrero —aseguró Threon.

—¿En sus tiempos? —sonrió Raidel—. ¡Hablas como si ya tuviera ochenta años! ¿Y cuántos tiene en realidad? ¿Veinticuatro?

—Veintiséis —dijo Threon—. Pero, como ves, el pobre no está en plena forma.

—Y eso que me tomé la molestia de entrenarlo personalmente —dijo Raidel—. Pero entiendo. Lo comprendo perfectamente. Las drogas destruyen la vida de cualquiera...

Y tras varios minutos de una golpiza sin precedentes, el combate finalmente había terminado.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 1: El Nacimiento del Guerrero ProdigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora