✡ Guerra de Dioses y Demonios 1: El Nacimiento del Guerrero Prodigio

✡ XLIII

Capítulo 43: Slumpy Lumpy

✡

Raidel abrió bruscamente los ojos y paseó su mirada de un lado a otro. ¿En dónde diantres se encontraba? ¿En el restaurante "Los Tres Pollitos Verdes"? ¿Toren y Sylfer le habían invitado a comer después de todo?

Eso le habría gustado, pero la realidad era que estaba tendido en la cama de una habitación pequeña. Seguramente era el hospital.

—¡Despertaste! —gritó una voz conocida.

Raidel giró la cabeza y reconoció el cabello grasoso de Threon, quien se encontraba sentado en una silla cercana. Al verlo abrir los ojos, Threon se había puesto de pie de un salto.

Raidel no tardó en notar el punzante dolor de su brazo y hombro heridos. El dolor era tan atroz que parecía que le hubieran amputado el brazo.

—¿Cuántos días estuve inconsciente esta vez? —inquirió el muchacho, reprimiendo un gemido de dolor.

—Solo uno —dijo Threon, acercándose a él y observándolo desde todos los ángulos—. Parece que estás bien... —parecía enormemente aliviado.

—Sí, estoy como nuevo —bromeó Raidel—. Estoy tan bien que ahora mismo podría luchar nuevamente contra todas esas docenas de asesinos monstruosos.

Threon miró al piso.

—Bueno, sobre eso...

—¿Qué sucede?

Threon no respondió de ningún modo. Parecía que no sabía por dónde empezar.

Raidel decidió no presionarlo, y cambió de tema.

—Por cierto, ¿dónde está Dantol? —dijo, inspeccionando la habitación una vez más.

—Él acabó de salir a comprar algo de comida para traer a este lugar... Te estuvimos acompañando desde ayer.

Sí, claro. Él fue a comprar "comida". El muchacho ya conocía muy bien a esos dos como para creerse ese mal chiste.

Y fue justo en ese momento que la puerta de la estancia se abrió, confirmando las sospechas de Raidel, ya que Dantol entró a la habitación con una caja repleta de botellas de cerveza.

Cuando vio a Raidel despierto, Dantol tiró la caja al suelo y se acercó a él a toda prisa.

—¡Hermano, estás vivo! —gritó del entusiasmo. Su tono de voz estaba a medio camino entre la sobriedad y la embriaguez, por lo que Raidel dedujo que vino tomando varios tragos de cerveza.

—Claro que estoy vivo —dijo Raidel—. Sí hubiera muerto, ya lo habría hecho ayer.

—Bueno, eso es cierto —concedió el borracho.

—Eso me recuerda al veneno —dijo Raidel, sentándose en la cama—. ¿Qué sucedió con eso? ¿No se supone que no había antídoto?

Threon y Dantol intercambiaron miradas.

—¿Quién te dijo eso? El antídoto te lo pusieron ayer, en cuanto te trajeron a este lugar...

Raidel frunció el ceño. Eso quería decir que Karson había mentido. En realidad si había un antídoto...

—De todas formas es increíble que hayas sobrevivido contra todo el Escuadrón de Asesinato —dijo Dantol, más admirado que nunca—. Todo el reino ya está hablando sobre ello... Los rumores dicen que derrotaste a casi la mitad del Escuadrón —miró a Raidel como si fuera de procedencia divina—. ¿Eso es cierto?