✡ IX

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Capítulo 9: Ronda de Eliminación

Raidel observó que, efectivamente, había alrededor de ciento veinte participantes en aquel lugar.

Según habían explicado los organizadores, la ronda de eliminación tendría cuatro combates independientes, cada uno de treinta luchadores contra treinta, y un solo ganador. De los ciento veinte participantes iniciales, a la final quedarían solamente cuatro luchadores, por lo que se realizarían dos rondas más: las semifinales (de uno contra uno) y la final.

Raidel observó como el primer grupo de treinta participantes se dirigía al cuadrilatero. Ninguno parecía ser especialmente poderoso, aunque si algo había aprendido Raidel en el tiempo en el que había estado en la Academia Legacy era que a veces las apariencias engañaban. Sin embargo, esta vez realmente no parecía haber ningún luchador decente en aquellos treinta participantes: Pocos eran los que llevaban armas de combate que no sean cuchillos, machetes, guadañas para la agricultura, etc, además de que la mayoría de armaduras estaban viejas, andrajosas y rotas. Raidel dudaba seriamente que algo bueno saliera de allí. Y por lo que vio en aquella lucha, razón no le faltó.

La mayoría de ellos, según pudo observar, eran principiantes que apenas y podían sujetar correctamente el arma que estaban usando. Y cuando empezó el combate, nadie parecía dispuesto a dar el primer golpe, como si temieran que todos los demás luchadores lo atacaran si lo hacían. Tras unos minutos, alguien al fin atacó, y todos los demás lo imitaron, dando inicio al combate.

Uno tras otro iban cayendo o se iban rindiendo o retirando. Al final solamente quedó en pie un sujeto de prominente barba enmarañada que parecía tener unos treinta años. Llevaba una pequeña espada consigo y  tras el combate le habían quedado varios cortes pequeños y moretones en el cuerpo.

El arbitro no tardó en anunciar su victoria, y aquel hombre fue a sentarse en una esquina, agotado.

El siguiente grupo subió al cuadrilatero. Y allí vio Raidel que iba aquel hombre calvo, de dos metros y con el rostro lleno de cicatrices. Tras verlo, tres participantes se retiraron inmediatamente. Todos los demás no despegaban la vista de él.

—¿Qué pasa, imbéciles? —gritó Gault, el sujeto de los dos metros—. ¿Es que acaso me tienen miedo? —soltó una carcajada—. Lo que sienten no es nada comparado al verdadero terror que están a punto de experimentar ahora mismo —volvió a reír, y a continuación sacó algo de los bolsillos de su pantalón. Se lo mostró a la gente. Parecía una placa. Raidel entrecerró los ojos para poder ver mejor. Le resultaba familiar...

—¡Es la placa de la Academia Legacy! —gritó uno de los participantes con gran asombro y terror. Tras sus palabras, los demás soltaron gritos de exclamación.

—¡No puede ser! —aulló otro—. Tal placa... —tragó saliva—. ¡Solo los mejores guerreros del mundo son capaces graduarse de esa academia!

Gault volvió a guardar su placa en el bolsillo.

—¡Pueden estar seguros de que me encargaré de matar personalmente a todos mis oponentes para que conozcan en primera mano el verdadero poder de la Academia Legacy! —rugió— ¡No dejaré a nadie con vida, malditos gusanos!

Tras sus palabras, al menos la mitad de los participantes de su grupo salieron huyendo a toda velocidad de aquel lugar. No se les volvió a ver.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 1: El Nacimiento del Guerrero ProdigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora