Inna.
¿Lugar? Desconocido.
¿Estado? Completa y viva...creo.
No sé en dónde estoy, ni tampoco sé si el portal realmente funcionó. Había querido utilizar el portal para ir al mundo humano, pero siendo sincera, extraño a mi madre. Así que a la última hora deseé ir al paraíso para poder verla.
Y aquí estoy...en el ¿paraíso?
Hay un bosque enorme, y puedo ver a lo lejos construcciones a punto de caer, camino un par de pasos y veo una tabla casi destruida que quiero creer que antes decía el nombre del lugar.
Me pongo de rodillas y la tomo con delicadeza, la limpio un poco hasta que puedo ver el nombre.
Herald...
¿El paraíso se llama Herald?
Tomo el collar que me dio mi madre, cierro los ojos y me concentro. No estoy segura de lo que quiero hacer, pero algo me dice que es necesario. De inmediato me llegan miles de recuerdos.
Hay dos niñas rubias corriendo en un campo lleno de flores, van creciendo conforme a los años. Ambas están de espaldas a mí y no puedo identificarlas, una de ellas se gira y puedo identificarla como Adelina, la hermana de mi madre. Entonces si ella es Adelina, la otra es mi madre.
Dicho y hecho, al momento de girarse veo a mi madre, pero ella se ve diferente...no se ve con esa oscuridad y misterio que la rodea actualmente, sino que se ve radiante y feliz. Me acerco a ese recuerdo y, al momento de tocarlo, más y más recuerdos vienen a mi mente.
Caigo al piso tocándome la cabeza, siento un líquido tibio salir de mi nariz y no hace falta tocarlo para saber que estoy sangrando.
Me levanto a tropezones y tengo que recargarme en un tronco para no volver a caer.
Ahora sé la historia de mi madre, y no es que no la haya sabido con anterioridad, ella me había contado una parte, pero al ser una niña, había omitido las partes más oscuras. Y ahí es cuando quiero matar al imbécil de...¿Akin?
Un enorme lobo negro que reconozco como Akin me muestra sus colmillos y se posiciona con intención de atacar, me separo lentamente del tronco y levanto las manos en señal de rendición, pero él no abandona su posición.
—Akin...no.—Digo lentamente. Parece un poco sorprendido al escuchar su nombre salir de mis labios.
Poco a poco va dejando su forma lobuna y me deja ver a un hombre con el ceño fruncido completamente desnudo.
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Averno: Los Cuatro Jinetes
Paranormal¿Qué estás dispuesto a hacer para sobrevivir? ¿Le venderías tu alma al Demonio? ¿En quién confías? ¿Quiénes son ellos cuatro? ¿Por qué Dios no te escucha? Hay miles de preguntas sin respuestas concretas, sólo recuerda una cosa: Lucifer no siempre...