Capítulo 41: Bromear.

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Jake.

Mientras veo como poco a poco, día tras día, y noche tras noche la relación de Bella y Lucifer mejora considerablemente, yo sigo estancado.

Mejor dicho, estamos estancados.

Cuando las gemelas me dijeron que no me iban a poner las cosas fáciles, no les creí, al menos no del todo. Pero ahora puedo ver que lo que prometen, lo cumplen.

—Ellas son tan...—Cierro los ojos frustrado y me echo a la cama.

Por más que me he intentado acercar, ellas siempre encuentran la forma de impedir que avance. Ya sea evitándome, o poniendo a su sobreprotector hermano.

¿Quién lo diría?

Yo rogando por no una, sino dos mujeres, cuando nunca en toda mi existencia había tenido que hacerlo.

¿Qué acaso esas mierdas de almas gemelas no les afecta a ellas?

Porque a mí si. Y mucho.

Tres toques en mi puerta me hacen abrir los ojos, mas no me levanto.

—Jake, soy yo, abre la puerta.—Escucho su voz aterciopelada, voz que en algún punto llegué a considerar atractiva y que me llegó a enamorar, pero que me di cuenta que estaba confundiendo las cosas y lo dejé por la paz.

—¿Quién es yo?—Murmuro lo suficientemente algo como para que me escuche.

—Déjate de bromas y abre la puerta. Estúpido Carlos, no debió de hechizarlas.—Lo último lo murmura.

—No quiero ver a nadie...déjame sólo.

—¡Y una mierda que lo haré! Somos hermanos Jake, y los hermanos se apoyan.

Murmuro una serie de maldiciones y mentalmente doy la orden de que se abra la puerta. Vuelvo a cerrar mis ojos y me quedo tendido, sin moverme.

—¿Piensas quedarte ahí todo el día?

—Algo.—Me encojo de hombros.

—Debes de estar bromeando.—De inmediato siento un peso arriba de mí sacándome el aire.

—Mierda...Bella...si que pesas.—Abro mis ojos y la observo fijamente.—¿Puedes quitarte de encima?

—¿Saldrás de ésta habitación?

—No.

—Entonces no.—Sonríe abiertamente y ríe.

—¿Por qué todo es tan malditamente complicado?

—Te refieres a las gemelas, ¿o me equivoco?—Niego con la cabeza y ella suspira mientras mueve su cuerpo hasta acomodarse a mi lado.—¿Qué es lo que has intentado?

—De todo. He intentado hablar con ellas, darles regalos, ¡hasta me les insinúe! Y en cada una de esas ocasiones me han mandado a la mierda.

Ella explota a carcajadas y hace gestos obscenos con sus manos. La miro enojado, pero termino riendo con ella.

—Te daría consejos, pero tardé aproximadamente un siglo en lograr dar el siguiente paso con mi Fer, así que...—Suspira rendida y se encoge de hombros.—No te des por vencido. El vínculo de las almas gemelas les afecta a todos, sin excepciones y...

Averno: Los Cuatro JinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora