Capítulo 38: Perdón.

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Inna.

La ceremonia concluye sin ningún contratiempo. James no tarda en desaparecer junto con Taylor en cuanto encuentra la oportunidad. Los Arcángeles y los Príncipes siguen su ejemplo y se van, argumentando que tienen que seguir con la búsqueda del traidor o traidores.

Mi madre y Lucifer se acercan a varios demonios y hablan con ellos, mi madre me hace un gesto con su mano para que me acerque, pero yo señalo a Tyler, el cual está hablando con su familia, y ella asiente no sin antes regalarme una sonrisa pícara y un guiño.

Ruedo los ojos divertida y me aparezco a un lado del lobo, causando que pegue un brinco y yo ría.

—¿Tan horrible estoy?—Me burlo y él niega sonriendo.

—Digamos que aún no me acostumbro a que aparezcas de la nada.—Entrelaza nuestras manos y besa mi frente. Su familia se aleja unos cuantos metros para darnos espacio.—Te ves hermosa con ese vestido.

Y para qué negarlo, al ser parte de la realeza tengo que portar con las mejores vestimentas del todo el reino. Como justo ahora, que porto con un vestido rojo —color característico de la realeza—, pegado hasta la cintura y con corte de princesa, provocando que a cada paso que dé, el vestido se mueva con elegancia, todo típico de una princesa.

Vaya la redundancia.

—¿Qué puedo decir? Tengo se lucir bien en estas ceremonias.

—Y no me quejo.—Ambos nos quedamos absortos en el uno del otro, ignorando a los demás a nuestro alrededor, todo hasta que siento una mano en mi hombro que me obliga a separar la vista de Tyler.

Giro levemente la cabeza y miro la mano que sigue posada en mi hombro, sigo el recorrido de ésta hasta ver a su dueño, que no es nada más ni nada menos que Akin.

—¿Si...?

—¿Podemos hablar?—El agarre de Tyler se tensa y un leve gruñido brota de sus labios.—Sólo serán unos minutos.

De reojo miro a mi madre que, sin dejar de hablar con los invitados, asiente sutilmente dándome luz verde de hablar con él.

Asiento. Suelto la mano de Tyler aunque ponga el resistencia y le doy un leve beso en sus labios.—Sólo unos minutos.

Le hago una seña a Akin para que me siga y ambos salimos por una puerta trasera para evitar que los demás escuchen nuestra conversación.

Me detengo al momento de llegar a una fuente en forma de sirena. Siento a Akin hacer lo mismo a mis espaldas, doy media vuelta y lo encaro.

—Bien pues...habla.—Me recargo en la fuente y lo observo.

—No soy bueno haciendo esto, así que...bueno.—Frunce en ceño y mira al suelo. Suspira y vuelve a verme.—Lo siento. No he tenido la oportunidad de pedirte disculpas por como nos conocimos, he sido un...ni siquiera tengo palabras para describirme.

—Yo si, estúpido, tarado, malagradecido, idiota, imbécil, pendej...

—Okay, okay...—Levanta sus manos y tapa mi boca—Entendí el punto. ¿Tú entendiste el mío?

Averno: Los Cuatro JinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora