Bella.
No veo nada.
Literalmente...no veo absolutamente nada.
Sé que estoy muerta, ya lo he estado antes. Aunque ahora que lo pienso, hay dos cosas que no entiendo.
La primera, ¿cómo morí? No recuerdo haber sido herida en la pelea con Azazel, aunque siendo sincera, tal vez él hizo algo sin que yo me diera cuenta.
Volviendo al tema; la segunda es, ¿por qué no veo nada? Generalmente siempre que alguno de nosotros moría, nos transportábamos a lo que se le conoce como El Limbo, un lugar para las almas en pena que no tienen salvación, aunque gracias a la intervención de Carlos, nosotros si podemos volver.
¿Qué hay en El Limbo? Pues...no mucho, cientos de miles de millones de almas en pena lamentándose de sus patéticas existencias y preguntándose y diciéndose cosas como "¿por qué hice eso?" "debí de hacer aquello" "yo no debería de estar aquí" y blah, blah, blah...
Sin embargo, y como ya lo dije varias veces...¡No veo nada!
¿Debería de preocuparme?
Todo esta completamente oscuro que no soy capaz de ver ni siquiera mis propias manos. Aunque si puedo tocarme, si tengo un cuerpo.
De un momento a otro una luz cegadora se abre paso entre tanta penumbra y tengo que cerrar mis ojos para no quedarme ciega.
—¿Dios eres tú?
La silueta de un hombre se empieza a mostrar entre tanta luz.
—¡No me jodas, si eres Dios!
—Adabella...Diana...—Dice aquel hombre y mis sentidos se apagan. En pocas palabras, volví a la linda y tortuosa inconsciencia.
Aunque ésta vez fue diferente.
Ahora si podía ver, mire mi alrededor y me di cuenta de que estaba en una habitación. No sabía como había llegado aquí, sin embargo, todo esto me parecía familiar, como si ya hubiera estado aquí.
La habitación es grande, y se ve que tuvo tiempos mejores. La habitación que en algún momento pudo haber sido cálida y hermosa, ahora se veía fría y solitaria.
Tiene toques tanto femeninos como masculinos, por lo que asumo rápidamente que aquí había una pareja y, a pesar de que claramente está abandonada, parece que no ha tenido daños por el tiempo, no hay polvo, no hay manchas, todo está impecable.
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Averno: Los Cuatro Jinetes
Paranormal¿Qué estás dispuesto a hacer para sobrevivir? ¿Le venderías tu alma al Demonio? ¿En quién confías? ¿Quiénes son ellos cuatro? ¿Por qué Dios no te escucha? Hay miles de preguntas sin respuestas concretas, sólo recuerda una cosa: Lucifer no siempre...