Capítulo 39: L/B.

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Bella.

Lucifer desaparece en el umbral de una de las puertas y en menos de cinco segundos aparece Inna en su lugar.

Sonrío levemente y extiendo mi mano, ella no tarda en acercarse a mí y abrazarme.

—¿Todo bien?—Pregunto.

—Está todo bien, mamá.—Ella levanta la vista y muestra sus ojos dorados, su lado lobo. Mis ojos se vuelven del mismo color y beso su frente. La puerta es abierta nuevamente y mis ojos se levantan como de un imán se tratara.

Lucifer entra con su típico porte masculino, con un Akin algo aturdido detrás de él. Frunzo el ceño e intento leer su mente, pero una fuerza extraña me lo impide. Inmediatamente mis ojos se van al anillo en su dedo y ahí comprendo todo.

¿Por qué Akin tiene un anillo protector?

Necesito tener su mente fuera de invasores. Lo más privada posible.

Asiento y corto toda clase de conexión con Lucifer.

Ambos se acercan a nosotras y se detienen cuando están a poca distancia de nosotras.

—Bella.—Llama Akin. Lo miro fijamente esperando a que prosiga.—Tus ojos...

Los cierro rápidamente y hago que vuelvan a la normalidad.

—Si, bueno...—Mis ojos verdes lo observan fijamente.—Aún conservo un poco de tu sangre en mi sistema, por la marca.

Él me mira sorprendido, pero asiente.

—¿Madre?—Mi vista cae en Inna, la cual sigue en mis brazos.—¿Puedo ir con Tyler al jardín real?

—No tienes que preguntarlo, amor.—Vuelvo a besar su frente y la suelto.—Ve.

Ella sonríe, se despide de los dos hombres que están en frente y se retira junto con Tyler, el cual intercepta en su camino cuando va a la salida.

Siento varias miradas quemarme la nuca, así que volteo y me encuentro con Medusa y sus hermanas en una esquina alejadas de todos. Sus ojos son cubiertos por un par de gafas negras, hechizadas por Carlos.

Medusa señala a Akin y sube y baja las cejas rápidamente. Niego sutilmente con la cabeza y ella rompe a carcajadas. No tarda mucho en hacer señas insinuando sexo con Lucifer y sus hermanas le siguen. 

—Debe ser una jodida broma.—Murmuro con los dientes apretados.

Lucifer y Akin miran hacia la misma dirección que yo y las Gorgonas insinúan un trío entre nosotros. Akin se queda en shock, Lucifer rueda los ojos y yo me cubro el rostro con ambas manos.  

Las tres mujeres se acercan a nosotras y sonríen burlonamente.

Ay no...

—Cuánta tensión, ¿no creen, hermanas?—Dice Medusa una vez que llega a nosotros. 

Aprieto mis labios y rezo internamente para que cierren su venenosa boca, literalmente.

Averno: Los Cuatro JinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora