Capítulo 25: Hola, Bella.

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Inna.

Cuando la hora señalada llega, mi madre me toma de la mano y obliga a todos a hacer lo mismo. Empiezo a sentir un cosquilleo en todo mi cuerpo y, en menos de un segundo, aparecemos frente a unas imponentes puertas, puertas las cuales son custodiadas por Cerbero. El cual no se encuentra, lo que lejos de alegrarme, me aterra.

—Mamá...—Murmuro viendo a todas direcciones y poniendo al límite mis sentidos para saber en dónde está.

—Lo sé.—Responde seca haciendo lo mismo que yo.

—¿Qué sucede?—Pregunta Tyler detrás de mí.—¿Hay algo malo o...

Unas silenciosas vibraciones me llaman la atención y, como buena mate que soy, le pongo una mano a Tyler en los labios para que guarde silencio.

—Shh...

Miro a James el cual tiene su vista enfocada en su izquierda y asiente en mi dirección confirmando mis sospechas.

—Ya viene.—Tomo de la mano a Tyler y lo hago mirarme a los ojos.—Sigue a mi madre hacia el castillo junto con toda tu familia. No me esperes, yo te alcanzo después.

—¿Qué mierda Inna?—Inquiere confundido.

—¡No hay tiempo!—Al momento de decir eso, Cerbero hace su aparición rugiendo ferozmente y corriendo rápidamente hacia nosotros, más específicamente hacia los Mooned.—¡Corran!

Todos, excepto James, Carlos, Taylor y Tyler, corren hacia las puertas, Carlos hechiza a los mellizos para que se paralicen y se los lleva flotando, no sin antes darnos una mirada de: luego hablamos.

Cerbero embiste fuertemente a James y lo arroja varios metros lejos, cuando veo que tiene intenciones de atacar de nuevo, grito.

—¡Cerbero!—El gran can gira su vista hacia mí y me mira confundido por un breve momento.

—¿Princesa Inna?—Su pose guerrera cae y camina hasta quedar en frente de mí. Una de sus cabezas baja y me olfatea, mientras que las dos restantes me miran fijamente.—¿Qué te sucedió?

—Pubertad.—Me encojo de hombros.—¿Podrías no atacar a James? Por favor.

—Sabes que haría cualquier cosa por ti, Inna, pero él me debe unas cuantas, así que déjamelo a mí un rato. 

—¿Prometes no descuartizarlo?

—Intentaré, aunque no prometo nad...—Cerbero es interrumpido al ser lanzado por los aires y derriba unas columnas que se encuentran sosteniendo la entrada. James, ahora en sabueso, gruñe y esa es mi señal para irme de aquí.

—Suerte.—Murmuro a nadie en particular y camino tranquilamente a las puertas.

Una vez que paso, me permito contemplar la belleza del reino, los cielos con sus tonos azules, violetas y rojizos son y seguirán siendo mis favoritos. Varios demonios de rango mayor —los cuales son los únicos que pueden estar cerca del castillo—, me saludan y yo les correspondo. A lo lejos observo a Lilith acosando a varios de ellos y a Leviatán cerca de un lago hablando tranquilamente con unas sirenas. Mi camino hacia el castillo se ve interrumpido por Belfegor, el cual tiene el ceño fruncido y una mirada acusatoria.

Averno: Los Cuatro JinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora