James.
No sé en qué momento me separé de Akin y Tyler, pero supe que estaba en problemas cuando me vi rodeado de Gárgolas, pude librarme fácilmente de las primeras diez, pero cuando se les unieron vampiros las cosas se complicaron.
La ponzoña que poseen los vampiros no me dañaba debido a mi naturaleza híbrida, pero las mordidas que lograban traspasar mi pelaje sí me causan daño. No mucho, pero lo hacían.
Cuando sentía que las fuerzas se me iban agotando, los vampiros aliados me quitaron de encima a los enemigos y se encargaron de ellos. Yo me recompuse y les dí un ligero asentimiento.
La tierra comenzó a temblar y por un momento todo se detuvo, un agujero enorme se abrió y por ahí salió Azazel junto con varios Contempladores y Nefilim.
Debe de ser una puta broma.
Veo a lo lejos a Bella pelear con una furia que pocas veces había visto con una rubia y a Inna combatir con su espada a quién sea que se le acerque. Cuando ésta última mira a Azazel, su ceño se frunce y aprieta con más fuerza su espada.
Unos Contempladores me observan con su horrible ojo y los otros que están en sus tentáculos, empiezan a acercarse a mí, pero las Gorgonas se posan a mi lado y sonríen abiertamente.
—Déjanos esto a nosotras, James.—Murmura Medusa.
—Nos vamos a divertir.—Dicen Esteno y Euríale al unísono.
Las tres se lanzan sobre ellos y despedazan a unos, a otros simplemente los lanzan hacía mí para que yo destroce sus tentáculos y, si alguno les da batalla, con sus miradas los convierten en piedra.
En algún momento un Nefilim se acercó mucho a mí y de una patada me mandó al otro lado de la batalla. Caí de un golpe sordo y sentí como varios huesos se rompieron, obligándome a salir de fase. Aprieto mis dientes para evitar soltar un grito de dolor y me quedo quieto esperando a que los huesos sanen. Sin embargo, el Nefilim tiene otros planes, pues en poco tiempo está a mi lado y con un amigo.
Intento levantarme, pero solamente hago que los huesos me truenen y ahora sí suelto el grito de dolor. Como puedo me pongo en pie y me preparo para lo que sea que se venga.
—Vengan, hijos de puta.—Digo cuando siento como la sanación aumenta poco a poco.—Hay mucho James para los dos.
Ambos se acercan corriendo hacia mí y cuando están cerca, salto sobre ellos y les golpeo la cara con mis puños.
—¡Joder!—Exclamo mientras veo mis muñecas rotas.—Sus malditos rostros están más duros que el ego de Jake por tener a dos mujeres para sí.
Las muñecas sanan, pero paso de tener que enfrentarme a ellos, son demasiado duros y fuertes, tengo que cansarlos para poder encargarme de ellos.
ESTÁS LEYENDO
Averno: Los Cuatro Jinetes
Paranormal¿Qué estás dispuesto a hacer para sobrevivir? ¿Le venderías tu alma al Demonio? ¿En quién confías? ¿Quiénes son ellos cuatro? ¿Por qué Dios no te escucha? Hay miles de preguntas sin respuestas concretas, sólo recuerda una cosa: Lucifer no siempre...