Parte 54

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Los pájaros comenzaron a cantar. Ellos volaban, comían y se posaban sobre aquel gran árbol de la plaza Gwanghwamun. Los edificios que la rodeaban eran muy altos y sus grises tonos los hacían ver algo sofisticados, dando una buena vista de la ciudad.

Tanto empresarios como familias o adolescentes caminaban por allí todos los días, pues era un lugar turístico y por lo tanto muy transitado. Los autos se desplazaban a larga velocidad por las infinitas calles, y eso era algo muy característico del país: el tránsito era muy malo y muchas veces los vehículos no respetaban las señales de tránsito, provocando que de vez en cuando surjan accidentes o inconvenientes con la gente.

Eso si bien era normal, era algo que personalmente Seokjin odiaba. Apreciando todo el panorama desde un pequeño banco del lugar, comenzaba a pensar si todo al fin y al cabo valdría la pena. Si valdría la pena que se enterasen de todo, de todo lo que actualmente pocos hombres sabían y debían enfrentar y soportar sin el apoyo de nadie más que de ellos mismos. Volvió a mirar la gente, quienes se apresuraban por llegar a su destino, quizás el trabajo, una cita o el cine. ¿Por qué él no podía ser como los demás? ¿Por qué tenía tanto peso en su consciencia, que sentía que no pertenecía a aquel complicado y desarrollado mundo? Quería gritar, y lo había hecho. La mejor manera de desahogarse en aquel momento era gritar, llorar y volver a pensar.

Él no tenía a nadie, no tenía familia, no tenía amigos, ni una persona en la que pudiera confiar plenamente... Si bien últimamente se había estado relacionando con Yoongi, Taehyung y Hoseok —además de Namjoon—, él necesitaba a alguien que lo entienda y lo ame incondicionalmente.

Por un momento pensó, y su voz interior le dijo "el amor podría estar enfrente tuyo y aún no te das cuenta" En ese instante, alzó la vista y pronto vio a Kim Namjoon, quien lo miraba desde lejos sonriendo. ¿Qué hacía él allí? ¿Acaso esa era la respuesta a sus pensamientos?

Seokjin intentó actuar normal y levantó levemente una parte de sus labios, en señal de una triste pero amigable sonrisa. Namjoon se dirigió hacia él y se sentó a su lado. Lo miró por unos minutos, hasta que finalmente habló.

- Me alegra encontrarte.

- ¿Me estabas buscando?

- No. Sólo... hacía las cosas que una persona normal hace.

- Yo igual- gimió frustrado.

- No te hubiera reconocido desde lejos, pero al escuchar tu desgarrador grito, te reconocí- rió- ¿te encuentras bien?

¿Crees que me encuentro bien?

- Por supuesto, sólo estaba aburrido. ¿Qué hay de ti?

- También lo estaba, y por eso salí a caminar un poco. Con todo lo que está pasando... a veces olvido que soy una persona- volvió a reír- la vida es complicada, Seokjin, pero creo que el tiempo es oro y es mejor disfrutarlo sin limitaciones.

- ¿Y crees que ahora lo estás disfrutando?

- Por supuesto, estoy junto a ti ahora.

Seokjin volvió a gemir. No era la primera vez que Namjoon intentaba acercarse a él luego de su separación, y eso lo hacía confundir y frustrar aún más.

- Creo que debería irme- dijo luego de unos segundos y se levantó del banco en donde antes estaba sentado, dispuesto a marcharse.

- ¡Espera! ¿A dónde vas?

- No lo sé.

- Yo tampoco sabía a dónde iba, ¿pero sabes qué? te encontré. Ambos somos humanos, deberíamos hacer cosas que nos guste en vez de frustrarnos tanto, ¿no lo crees?

- ¿A dónde vas con todo esto?

- No lo sé, yo estoy aquí... tú estás aquí... ¿Qué te parece salir a algún lado, no lo sé, al cine quizás?

- Namjoon...

- Vamos, sólo como personas sociales que quieren compartir un momento con alguien y no tienen con quién hacerlo.

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La fila fue corta. Por suerte, no tuvieron que esperar tanto para recibir el enorme combo de palomitas con sus gaseosas. Al ingresar a la oscura sala, muchos niños con sus padres se sentaban en sus respectivas butacas, felices de la vida. Seokjin los miraba, pues era la primera vez en mucho tiempo en la que iba a un lugar así.

Normalmente, su vida giraba entorno a la escuela y a su casa, y por lo tanto, al momento de tomar asiento en su butaca, se sintió algo incómodo. Namjoon lo miraba sonriendo, feliz de haber convencido al amargo hombre de hacer algo diferente ésta vez.

Todo el odio y rencor que tenía Seokjin en esos momentos contra Namjoon comenzaron a disminuir, intentando que la salida fuera un poco más accesible y amistosa. La película había durado alrededor de dos horas, y cuando finalmente salieron de la sala, realmente ambos se sintieron como personas civilizadas.
A decir verdad, Namjoon tampoco tenía tiempo para esa clase de entretenimientos, pues al ser del director de la escuela, eso implicaba mucha más responsabilidad y tiempo.

La salida del cine los llevaba por un largo camino de tiendas, moda y videojuegos, pues el cine se encontraba dentro de un shopping. Caminaron por allí un par de minutos, mientras conversaban sobre la película que recientemente habían visto, hasta que algo los detuvo a ambos. Era una persona. Un chico que desde el fondo del lugar se dirigía rápidamente hacia ellos gritando sus nombres y sosteniendo en su mano izquierda un papel doblado con importantes anotaciones. En ese instante, pudieron reconocerlo, era Kim Taehyung.

La flor de la Navidad; {BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora