—Fa, ¿qué hacés acá? ¿Y Tato? ¿Y tu moto?
Silencio.
—¡Tato te robó la moto!
—Ya va a ver tu hermano. ¿Vamos?
—Vamos.
Empezaron a caminar hacia la parada del colectivo.
—Bru… —llamó Fausto, suavecito.
—¿Qué, Fa?
—¿Tenés para pagarme el bondi?
Bruna rio.
—Sí —le respondió.
Mientras ellos iban a la casa, Renato perseguía el auto de su profesor. Quería saber dónde vivía.
***
Capítulo 7
Una hora más tarde, Renato llegaba a su casa en la moto de Fausto. Este lo esperaba en la puerta. Se acercó cuando Renato frenó y se bajó.
—¿Qué fue eso? —Le preguntó el rubio al tiempo que el castaño se sacaba el casco.
—Gracias por prestarme la moto —le dijo y le entregó el casco.
—¿Que yo te la presté?
Mientras lo perseguía pensaba que no podía hacerlo. Sus ojos, su mirada, su sonrisa, todo le decía que no lo hiciera. A pesar de que el “Por supuesto” hubiera sido una mentira y que hubiera hablado con el Rector, lo que había destrozado. No podía hacerle eso. ¿Entrar a su casa y robar? Era un idiota por haberlo pensado. Su enojo no podía ponerlo de esa forma. Pero la idea de venganza aún estaba en su mente y la dirección de la casa escrita en un papel y guardada en el bolsillo delantero de su mochila, por las dudas.
—Necesitaba saber dónde vive mi profesor de Matemática.
—¿Por qué?
—Estaba pensando en ir y… con Guido… — Ya le estaba dando vergüenza lo que había pensado, ni contarlo podía, pero Fausto entendió.
—¡No, no, Tato, no!
—Tranqui. No lo voy a hacer.
—¿Y por qué querías hacer eso?
—Nada, me buchoneó con el rector, casi me echan por su culpa. Estaba fumando en el baño.
—¿Solo por eso? Estás loco, chabón.
—Pero no olvido, Fausto. No olvido. Tengo la dirección en un papel en la mochila, por las dudas. No voy a hacerlo, pero no sé.
—Ey, Tatito.
Una mano se apoyó en su hombro y Renato y Fausto voltearon a mirar. Ahí estaba Guido.
—Venía a hablar con vos de lo que me dijiste ayer. ¿Cuándo vamos? Tenés la dirección, según escuché.
—No, no, dejá.
—¿Qué? ¿Pero tenés la dirección o no?
—Sí, Guido, pero dejemos todo acá.
—¿Me estás jodiendo?
—Ya está. Ya fue. Fue un arranque mío. No sé lo que estaba pensando.
—Esa, hermano, yo sabía que no eras un mal pibe vos —le dijo Fausto.
—Son unos cagones. Eso pasa.
—No, está mal lo que pensé hacer.
Se sentía mal por haber tenido aquella idea y se le notaba en la expresión.
—No pongas esa cara. ¿No me dijiste que ese profesor tuyo te jodió? ¿Y ahora te sentís mal? Te va a seguir jodiendo ese tipo.
Renato rodó los ojos y Guido se quedó mirándolo, mientras pensaba en algo.
ESTÁS LEYENDO
Chico problemático // Quallicchio
Romance-Repitió segundo y cuarto. Golpeó a sus compañeros en varias ocasiones. Y una vez golpeó a un profesor. -¿Le preguntó por qué hizo eso? -quiso saber Gabriel. -¿Y por qué iba a ser? Causar problemas es su afición. Quattordio es un chico problemátic...
