Renato arrugó el entrecejo de la confusión, agarró el papelito y lo desdobló. Había algo escrito en computadora:
Te propongo un compromiso de dos corazones. Dos anillos de compromiso están esperando una respuesta, y yo también: Amor, ¿querrías comprometerte conmigo?
***
Capítulo 74
Renato solo oía su corazón en ese momento, la garganta se le cerró, las lágrimas empezaban a formarse.
Miró a Bruna, que estaba masticando con cierta delicia el chocolate.
—¿Qué pasa? ¿Querías?
Pero Renato no reaccionaba.
Gabriel quería compromiso con él. ¿Y por qué no lo había mencionado?
—Tato, ¿estás bien?
Gabriel quería comprometerse con él.
Todo su interior se removió.
Había querido. Tiempo pasado. Ya no estaban juntos, ese deseo ya se le habría ido, pensó.
—¡Tato!
Renato volvió su mirada a la hoja.
Pum. Pum. Pum. Su corazón estaba frenético.
Tenía una mezcla de emociones.
Bruna se sentó al lado de él y Renato le entregó el papelito para que lo leyera. Pegó un grito y Renato sintió que casi le rompía el tímpano.
—¡Bruna!
—Perdón. ¡Tenés que volver con él!
Ojalá fuera tan fácil, pensaba el chico.
Le sacó el papel a Bruna y lo guardó en el cajón. Eso desanimó a la chica.
—Perdóname, quiero estar solo, ¿puede ser?
Bruna se puso de pie y asintió con la cabeza. Salió del cuarto en silencio, el aire se había vuelto raro, lleno de sentimientos y emociones contradictorias en tensión constante.
No sabía cuánto tiempo había pasado sentado en su cama con la espalda apoyada en la ventana y las piernas estiradas, pensando en Gabriel, cuando un golpe en la puerta lo sobresaltó y la voz del dueño de sus pensamientos se escuchó desde el otro lado.
—Tato, vine a ver cómo estabas. Y a traerte la mochila, que dejaste en el auto.
Renato se acomodó en el borde de la cama, ya le dolía todo no solo por la caída, también por la posición en la que había estado.
—Pasá —permitió.
La puerta se abrió y Gabriel ingresó al lugar, cerró la puerta tras sí y fue a sentarse al lado del chico. Dejó la mochila sobre la cama.
—¿Cómo está Chiara? —volvió a preguntar Renato.
—Bien, gracias a vos.
Renato se encogió de hombros.
—¿Quién no hubiera hecho lo mismo?
—¿Vos cómo estás?
Levantó el brazo y le mostró el moretón del codo. Gabriel pasó su mano por ahí.
—La rodilla y la cadera me duelen todavía y en la cabeza tengo un huevo del tamaño de una pelota de fútbol.
—¿Tanto?
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Chico problemático // Quallicchio
Romance-Repitió segundo y cuarto. Golpeó a sus compañeros en varias ocasiones. Y una vez golpeó a un profesor. -¿Le preguntó por qué hizo eso? -quiso saber Gabriel. -¿Y por qué iba a ser? Causar problemas es su afición. Quattordio es un chico problemátic...
