Mientras subía la escalerita miraba a la entrada, por la barra, por la izquierda, la derecha, pero no veía al ojiverde. Tal vez se había retrasado con algo, ya iría a venir, pensaba Renato mientras se sentaba en la banca tras la batería y empezaba.
Cinco minutos después había terminado una, y otros cinco minutos después otra, pero Gabriel no había aparecido.
***
Capítulo 44
Casi al empezar la cuarta canción, Gabriel apareció. Sonrió grande, y entonces después se dio cuenta de que no estaba solo.
Una mujer lo acompañaba y Renato la reconoció en seguida. Fueron a saludar a Gastón y a Agustín, que estaban en la barra viéndolo a él. Después fueron a sentarse a una mesa, sin sacar la mirada del castaño.
Gabriel sonrió al ver la luz que irradiaba Renato cuando tocaba. Daba todo de sí y le encantaba su disfrute. La música que hacía era maravillosa, pero el encanto, el disfrute formaban una luz que era magia. Renato era magia. Todo él.
—¿Venís todos los días a verlo? Si yo pudiera, lo haría.
La voz de la madre de Gabriel se alzó sobre la música desde su boca hasta el oído del ojiverde, que estaba sentado al lado de ella.
—Yo también, mamá, yo también —respondió Gabriel, tirando pequeñas miraditas al chico.
—Está bueno para despejarse un rato y están tus amigos.
—Sí.
Les trajeron de tomar jugo exprimido de naranja a ambos y se quedaron prendados de la música de la batería.
—¿Y con Chiara, amor? ¿La seguís viendo?
Gabriel rio y recordó lo que había pasado antes de la llamada de su madre aquella noche.
Había agarrado el celular para atender el llamado de Lucía y entonces:
—¡Papi, papi! —Una voz pequeñita y dulce llegó a él.
—¿Chiara?
—Papi, voy a pasear con mami.
—Qué lindo, pero ¿tu mamá dónde está?
—Chiara, ¡¿qué hacés con el celular?!
—La voz de Lucía se escuchaba muy desde el fondo y también se escuchaban pasos que se acercaban.
—¡Dejá eso, que no es para jugar!
Se escuchó un ruido raro y Chiara empezaba a llorar.
—Papi, papi —decía la pequeña.
—¿Llamaste…? ¿Con quién estas hablando? Ah, uh. ¿Gabriel?
—¿Llamó ella? —Se sorprendió Gabriel.
—Sí, yo estaba buscándole la ropa para salir, pero no pensé que te había llamado en serio, creí que solo hacía que hablaba.
Gabriel rio.
—Hola, papi —dijo entonces Chiara nuevamente. Evidentemente, Lucía le había devuelto el celular.
—Yo ahora me tengo que ir, ¿sabés, loquita?
—Sí.
—Besito.
—Beso, papi, chau.
Y se escuchó el tono de colgado.
—El miércoles la llevé a comer a McDonald's.
Liliana sonrió y le llevó el rulo que caía en su frente hacia atrás, en una caricia.
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Chico problemático // Quallicchio
Romance-Repitió segundo y cuarto. Golpeó a sus compañeros en varias ocasiones. Y una vez golpeó a un profesor. -¿Le preguntó por qué hizo eso? -quiso saber Gabriel. -¿Y por qué iba a ser? Causar problemas es su afición. Quattordio es un chico problemátic...
