Chico problemático // Quallicchio

Capítulo 9

—El profesor defendiendo a su alumno favorito, ¿no?
      Renato se puso rojo y bajó la cabeza al tiempo que pensaba: “Sí, alumno favorito para hacerle la vida imposible y volverlo loco, en muchos sentidos". Pero sabía lo que Athié había querido dar a entender. Le quería embocar a ese pelotudo.  Gabriel no decía nada, miró a Renato, que lo estaba mirando aún con la cabeza un poco inclinada hacia bajo.

                                 ***

Capítulo 9
—Empecemos con la clase… No, no, primero tengo que tomar lista.

      ¿Gabriel qué iba a decir? Que había algo que hacía prestarle más atención a Renato que a los otros y darle la razón. Agarró la lista y empezó a leer los nombres.

—¿Qué pasa profesor que no contesta?

    Gabriel levantó la cabeza y clavó furioso los ojos en Athié.

—No voy a dejar que nadie falte el respeto y sea impertinente conmigo ni con sus compañeros. Athié, salga del salón.

—¿Claro, no va dejar que nadie se pase de vivo con usted, no? ¿Y con mis compañeros? ¿No querrá decir “Renato”?

—Quattordio es uno de sus compañeros, por lo que sí me refiero a él también. Ahora salga del aula, que está perturbando la clase.

      Cuando Sebastián pasó por delante de la clase, miró fijo a Renato y él le sostuvo la mirada.

   La clase siguió sin contratiempos. Gabriel explicó un tema, hicieron ejercicios todos juntos y luego les dio algunos para que hicieran solos. Entonces, llegó el recreo. Todos los alumnos se levantaron de sus asientos para irse al patio, pero…

—Quattordio, quédese. Tenemos que hablar.

      Renato frenó, sabiendo que tenía razón. Todavía no le había podido decir lo que quería decirle antes. Se acercó un poco. Gabriel se apoyaba en su escritorio.

—¿Qué quería decirme?

—¿Por qué llamó a mi casa? No soy ningún nene que necesite que su mamá lo rete. Quiero pedirle que no vuelva a llamar a casa por esas cosas. Mi mamá no necesita preocuparse por lo que me pasa.

—Esa no fue mi intención. Y no quise molestar —Gabriel se cruzó de brazos.

—Habíamos acordado que se presentara a las clases de apoyo y no lo hizo.

—¿Habíamos acordado?

—Soy tu profesor.

—Cierto, tengo que acatar todas sus órdenes. ¿Y ahora qué va a hacer? ¿Me va a acusar con el rector?

—No, pero estaría bueno que…

—Mentira. Me dice “no", pero es lo primero que va a hacer cuando se vaya por esta puerta.

   ¿Iría a ser peor si le decía que su padre no sabía nada de las clases particulares y que había sido por decisión propia? El colegio no había tenido nada que ver con eso.

—Yo quiero que te vaya bien en el colegio, que…

—¿Piensa que no puedo lograrlo solo?

—Quattordio, eso no es lo que estoy diciendo. Yo me preo…

   Stefi entró al salón a hablar un rato con Gabriel. En los recreos y otros momentos libres, solían sentarse y charlar boludeces si no tenían otras cosas que hacer.

—Perdón, estaban hablando, vuelvo después.

—No, ya terminamos, profesora —dijo Renato y caminó en dirección de la puerta del aula.