—Yo también te quiero —dijo, le dio un beso en los labios, se apresuró a bajar y cerró la puerta. Corrió en dirección del almacén con el aguacero cayendo y mojándolo.
Gabriel se recostó en el respaldo del auto, con el corazón latiendo fuerte, los recuerdos de la noche anterior atropellándose en su mente, el “Yo también te quiero" todavía flotando en el aire. Largó una risa de felicidad e incredulidad, suspiró y arrancó el motor.
Renato entró al almacén corriendo, frenó en la entrada y se quedó mirando por donde había estado el auto de Gabriel, que ya había arrancado. Sonreía, su respiración agitada, su corazón retumbando como loco. Aunque se murió de vergüenza y nervios, le había hecho bien decir que lo quería.
***
Capítulo 21
Gabriel entró al bar con los ojitos chispeantes y sin poder parar de sonreír.
Se había dado cuenta de la cantidad de mensajes y llamadas que había recibido desde la noche anterior, pero que él no había querido ver. Mensajes de sus mejores amigos y mensajes y llamadas de Lucía para cerciorarse de que aquella noche Chiara podía quedarse con él: “Tiene muchas ganas de verte", decía uno de esos mensajes. Pero solo se comunicó con Lucía. Para hablar con sus amigos, fue a su casa, se bañó y fue rumbo a Freedom.
Todavía seguía en las nubes, con las mejillas ardiendo de vez en cuando ante ciertos recuerdos, su corazón en una carrera vertiginosa, latiendo de felicidad.
“Yo también te quiero"
¿Y si le hubiera hecho caso al miedo?
Iba a perderse de esos ojos marrones, de esa risa, de los hoyuelos más lindos del mundo, de las arruguitas serias que se le hacían en el entrecejo y que él quería ayudar a borrar.
Iba a perderse de sentir su piel, del calor de su cuerpo pegado al suyo.
Iba a perderse a Renato, todo de él, su esencia.
Iba a perderse de esa felicidad que estaba sintiendo.
Iba a perderse de sentir amor.
Iba a perderse de la voz de Renato cuando le decía “Te quiero".
Mientras se internaba más en el sitio no dejaba de mirar alrededor a ver si encontraba a Agustín y a Gastón. Vio al primero, que servía tragos, y decidió esperarlo apoyado en la barra.
De repente, una mano agarró su hombro y giró la cabeza bruscamente hacia un Gastón que le sonreía. En ese momento, empezaba a acercarse Agustín.
—¡Ey, te mandamos un montón de mensajes! —Se quejó Agustín al llegar.
—Ya sé, perdón, es que estaba ocupado… Ocupado con Tato.
Su cara ardió completa.
—¡No! —soltó Agustín.
—¡Qué! —Le siguió Gastón.
Estaban gratamente sorprendidos.
—¡Dónde!
—¡Cómo!... Bueno, el cómo no hace falta que respondas.
Gabriel rio ante eso último que había dicho Gastón.
—¡No, pero en serio! ¿Cómo fue eso? ¿O solo se juntaron a hacer tarea? —Preguntó Gastón—. Aunque re triste hacer tarea un viernes a la no…
—Pasamos la noche juntos —lo interrumpió Gabriel. —Lo de la tarea fue a la mañana. Bueno, yo le propuse…
—¿Pasaron la noche juntos y se ponen con la tarea? —preguntó Agustín, sin poder creerlo.
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Chico problemático // Quallicchio
Romance-Repitió segundo y cuarto. Golpeó a sus compañeros en varias ocasiones. Y una vez golpeó a un profesor. -¿Le preguntó por qué hizo eso? -quiso saber Gabriel. -¿Y por qué iba a ser? Causar problemas es su afición. Quattordio es un chico problemátic...
