Capítulo 25

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Se acercaron a besarse con furor, con besos que solo eran para dar calor, para curar, para hacer sentir bien al otro.
      Athié se había quedado en el patio y miraba hacia el baño, donde estaban Gabriel y Renato todavía. Estaban tardando mucho, ¿qué tanto tenían que estar haciendo los dos ahí, en el baño?

                                   ***


Capítulo 25

—Estoy pensando en decirle a mi papá lo del viernes. Sobre que golpeé a Athié…

—¿Qué? Yo no te voy a dejar.

    Renato se aferró a su cintura, rodeándolo con los brazos, y se apretó a él, con el mentón sobre su hombro.

—Creo que tengo que hacer lo correcto —Le dijo Gabriel, rodeándolo él con sus brazos también. Sentían hermoso estando así de cerquita.

—No.

—Pero…

     Renato se separó de él y con sus dedos índice y pulgar le cerró la boca. Los brazos de Gabriel aún se aferraban a la espalda del otro chico.

—No.

     Gabriel intentaba hablar, pero solo podía decir incoherencias porque Renato aún le apretaba los labios.

     Athié esperó unos segundos, pero seguían sin salir, por lo que no lo dudó más y empezó a acercarse despacito.

—Hacelo por mí. Si te echan, no sabemos quién puede llegar a reemplazarte y el único profesor que quiero que me joda y me vuelva loco sos vos.

      Gabriel trató de sonreír y ahí Renato lo soltó.

—Qué bueno escuchar eso —dijo Gabriel apenas sus labios fueron liberados.

—A parte vos explicás bien.

     Y no podía perder el trabajo.

     Era algo que él quería.

     Y además, iba a extrañarlo.

—Está bien, no voy a decir nada.

     Se volvieron a besar, suave, lento, con una sonrisa plasmada en sus caras. Renato se atrevió a agarrar el labio inferior del ojiverde con sus labios y tirar de él.

—Será mejor que vayamos. Estamos en el colegio —dijo Gabriel al separarse.

        Entonces, Renato agarró su mochila, salieron al patio y se chocaron con Athié, que estaba a punto de entrar.

—¿Qué hace acá todavía? —preguntó Gabriel, haciéndose el rudo, pero tenía más nervios que otra cosa. ¿Los había visto? ¿Los había escuchado? Parecería que lo de la plaza había sido solo un susto, porque contarle al rector habría sido lo primero que Athié hubiera hecho a la menor oportunidad y eso no había pasado. Pero ahora Athié podría haberlos visto en el baño. Él y Renato tendrían que tener cuidado con lo que hacían en el colegio, era lugar peligroso.

—¿Por qué tardaban tanto? —preguntó Athié de una.

—Me estaba retando. Me puso de castigo unos ejercicios de más, Athié. ¿Qué creías que estábamos haciendo? Me encontró peleando con vos, ¿qué crees que hacen los profesores? Joderme la vida.

   Athié dio media vuelta y avanzó por delante de ellos. La seriedad clavada en su expresión.

—Creo que se lo creyó. ¿Gabriel?

     Gabriel lo miraba raro, con una sonrisa.

—Qué buena idea tuviste, Tato. Ejercicio de más como castigo. Brillante.

Chico problemático // QuallicchioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora